La Maldición de Hill House, ¿la mejor serie de 2018?
Se acerca Halloween y como no puede ser de otra manera en la cartelera y las televisiones aparecen todo tipo de propuestas de terror, a cual más cutre, todo hay que decirlo. Pero este año es la excepción, ya que Netflix nos ha traído La Maldición de Hill House (The Haunting of Hill House). Y es que me atrevería a decir que se trata de la mejor serie que he visto este año.
La Maldición de Hill House está libremente basada en el libro del mismo nombre de Shirley Jackson. A su vez a partir de él ya se hicieron dos películas. Una el clásico del cine de terror de 1963 La Mansión Encantada, y la horrible -de mala, no de terrorífica- La Guarida (The Haunting, 1999) con Liam Neeson y Catherine Zeta-Jones.
El director y guionista Mike Flanagan toma algunos elementos de estos precedentes, pero construye una historia diferente y lo hace de maravilla.
La Maldición de Hill House nos cuenta la historia de una familia, una pareja y sus cinco hijos, que se mudan a la casa de los Hill para reformarla y después venderla. Obviamente la casa está encantada y comienzan a pasar cosas que cambiarán la vida de esta familia para siempre.
Hasta aquí nada nuevo bajo el Sol. La típica premisa del cine de terror, subgénero casas encantadas. Pero Flanagan consigue crear un relato totalmente novedoso que se atrapa desde el primer capítulo y no te suelta hasta el último. De verdad que el guion es una pasada. Está afinado hasta el mínimo detalle y perfectamente construido para que todas las piezas encajen.
Y ese es uno de los puntos fuertes de La Maldición de Hill House: la forma de relatar con maestría una historia de casas encantadas mil veces contada antes. El director nos engancha deconstruyendo la historia y ofreciéndonosla en pequeñas píldoras, como piezas de un puzzle que van encajando conforme avanza la serie.
Los saltos temporales no se limitan a contarnos lo que ocurrió cuando los protagonistas eran niños y lo que está pasando en el presente, sino que también lo hace yendo a lo que ocurrió ayer, pero desde otro ángulo. Nos hace ver hechos que más o menos ya conocemos desvelándonos otra perspectiva. Sería muy fácil que con este planteamiento la serie resultase confusa -como la flojísima Dark-, pero no es el caso. Está claro que Flanagan sabe lo que se hace.
El otro punto fuerte es la historia en sí y la forma de enfocar el terror. La Maldición de Hill House no es la típica película de sustos baratos. Seamos sinceros, una película de noventa minutos puede, pero una serie de más de diez horas no se puede sostener solo en el susto fácil y en los manidos recursos del cine de terror.
Entonces, ¿no da miedo? ¿No hay sustos? Sí, sí que hay sustos y sí que da miedo. Pero de otra forma. Principalmente de lo que se trata es de un drama familiar sobre las relaciones de los hermanos y los padres, sobre sus miedos, sus angustias, sus traumas no cerrados y cómo afrontar todo eso. Es ahí donde está el verdadero terror y lo sobrenatural queda en segundo plano como una excusa para tratar temas más profundos. Es obvia la deuda que tiene este guion de Mike Flanagan con la obra de Stephen King, en especial con IT.
El director le dedica mucho tiempo a presentarnos a los personajes para que les conozcamos en profundidad, para que entendamos sus miedos y sus deseos. Porque, como dice Steven en el primer capítulo: «la mayoría de las veces los fantasmas son deseos». De esta forma cuando se enfrentan a sus propios fantasmas los comprendemos mucho mejor.
Los actores y actrices están a la altura, tanto los niños como los adultos. Mención especial para todas las mujeres, que son lo mejor de la serie. Desde la madre hasta las hijas adultas, pasando por las niñas. Más flojos me parecen todos los actores en general y en especial los dos que hacen el papel del padre. Pero vamos, esto es por sacarle algún pero.
Y me dejo para el final el deslumbrante apartado técnico. En serio, una fotografía espectacular y una escenografía cuidadísima como hace mucho que no veía en una serie de televisión. Y ojo a los detalles, porque en las escenas suele haber mucho más de lo que parece. Ahí lo dejo.
Hablando de esto no puedo no mencionar el capítulo 6. Un capítulo de esos que no se olvidan y que te dejan con la boca abierta. Una maravilla técnica y narrativa que entra en el top de los mejores capítulos de todos los tiempos junto algunos como el capítulo 8 de Twin Peaks: The Return.
Quizá el final de la serie me decepcionó un poco porque igual yo esperaba otra cosa. Pero después de vista, ya con algo de perspectiva, lo cierto es que encaja a la perfección con el resto del relato.
En realidad estoy deseando verla otra vez para apreciar todos los detalles. Si buscáis plan casero para el puente de Halloween no tenéis más remedio que ver La Maldición de Hill House. Visionado obligatorio.
-La fotografía
-El capítulo 6
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