She-Hulk: Abogada Hulka es, hasta la fecha la última serie de Marvel en Disney+. Antes fue Ms. Marvel -de la que no he escrito reseña ni lo voy a hacer- y antes de eso Caballero Luna, Ojo de Halcón, Loki, Falcon y Soldado de Invierno y la maravillosa Wandavision. En esta ocasión voy a aprovechar la crítica de She-Hulk para hacer también una reflexión sobre la calidad de esta serie de series de Marvel en la plataforma del ratón.
She-Hulk es una comedia. Han aprovechado que en los cómics de Hulka esta suele romper la cuarta pared con el lector para hacer lo propio con los espectadores y dotar a la serie de cierta vis cómica que le sienta muy bien. Porque, a ver, cuando todo es absurdo y a menudo sin fuste, se agradece que por lo menos de vez en cuando te saquen una sonrisa. Es una lección que aprendió Marvel muy al principio con la recepción de las plomizas primeras películas de Thor y que enmendaron yéndose al extremo opuesto con desiguales resultados.
En She-Hulk el sentido del humor funciona muy bien, y todo es gracias a la interpretación de Tatiana Maslany. Sin duda un acierto de casting, a la que ya pudimos ver anteriormente en series como Perry Manson. El contraste de su alter-ego Jennifer Walters, pequeña, torpe y llena de inseguridades; con el de Hulka funciona muy bien. Todo muy Hulk.
Sin embargo, la serie tiene una serie de problemas que la hacen zozobrar. Muchos de ellos comunes a los de otras series del universo Marvel en Disney+.
El primero de ellos es la clara falta de presupuesto. Casi todas las series de superhéroes Marvel en Disney+ denotan una clara falta de recursos que las hacen verse en algunos momentos muy cutres. Esto no era tan así al principio con ejemplos como Wandavision o Loki, pero en los últimos tiempos se ha hecho muy evidente con desastres como Ms. Marvel y la serie que nos ocupa.
En She-Hulk saltaron todas las alarmas al ver el primer trailer. Hulka parecía sacada de una película de Shrek de hace veinte años. Los efectos CGI eran de una calidad tan ínfima que le llovieron las críticas a Marvel y Disney y, finalmente, algo se corrigió en la versión final, si bien no todo.
El segundo problema de la serie es la irrelevancia del guion. Se trata de una trama que cuenta el origen de Hulka, pero esto se despacha en el primer capítulo de una forma bastante precipitada. El resto de la temporada es una sucesión de estampas sin importancia alguna.
El único momento en el que She-Hulk despega es con los cameos de otros superhéroes de Marvel. Lo que hace todavía más evidente la irrelevancia del personaje y sus tramas propias. Es como si en Marvel y Disney no le dedicaran tantos recursos a las tramas protagonizadas por mujeres, como hemos visto en este caso o en el de Ms. Marvel o, por ejemplo, en la película de la Viuda Negra.
En general, se trata de una tendencia a la baja en lo que a calidad se refiere. En Disney+ han apostado por series de relleno para un público fanático y poco exigente que les garantice un cierto número de suscripciones en la plataforma y poco más. Lo que es una lástima, porque empezaron por todo lo alto con Wandavision, que es una obra maestra, pero después no han parado de caer.
Desde Disney+ ya han anunciado que van a bajar el ritmo con el que van a hacer series de Marvel en el futuro. Está claro que la estrategia no les está funcionando. La baja calidad hace mella y no pasa desapercibida para un público que cada vez las espera con más indiferencia.
Dicho todo esto, She-Hulk resulta simpática sin entusiasmar. En especial el último capítulo de la temporada. Ojalá ese tono tan loco y desenfadado hubiera sido el de toda la serie. Porque, aunque el último capítulo resulta bastante refrescante, a esas alturas no es suficiente para salvar toda la serie. Es más, nada garantiza a los productores que el público llegue hasta el final para disfrutar de sus giros.
- La interpretación de Tatiana Maslany
- El último capítulo
- La falta de recursos en la producción