Soul: música, vida y muerte para un público adulto
Soul es la última película del estudio de animación Pixar que ha llegado a la plataforma Disney+ con tan buenas críticas como con cierta polémica. Como sabéis, desde que Pixar es propiedad de Disney, bajo este sello se producen dos tipos de películas: unas de más baja calidad, del montón, que aprovechan la reputación de la marca; y otras que sí son las que esperaríamos de Pixar y que llevan años de trabajo.
Soul pertenece a este segundo grupo. Algo que se nota tanto en la calidad de la animación, como en una temática más adulta y profunda. En este sentido sigue la línea de otras películas anteriores como Coco (2015) o Inside Out (2017) -esta última también dirigida por Pete Docter-.
El título de la película ya es en sí un juego de palabras que da pistas de por dónde va la trama. Por un lado hace referencia a la música -ya sea soul o jazz-. De hecho al principio Soul parece más una oda a la música, trasmitida por la pasión que siente por ella el personaje protagonista.
Pero pronto vemos que Soul hace referencia más al alma que a otra cosa, y se torna en una reflexión sobre la muerte, la vida y lo que de verdad importa en ella. Mientras que en Inside Out analizaban la complejidad de la personalidad humana y cómo esta se iba forjando, aquí Pixar se centra en qué es lo importante en la vida.
El mensaje principal es claro y sencillo: hay que disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, porque eso es la verdadera vida; y no en sueños grandilocuentes que quizá sean inalcanzables o que, sencillamente, quizá no sean lo que de verdad nos hace felices.
Hasta ahí está todo muy bien. Pero el trasfondo de la película resulta menos sólido y algo incoherente con películas anteriores como Inside Out. En Soul las almas reciben su propósito en la vida antes de nacer y no supone un aprendizaje y un crecimiento de la persona. Eso convierte a Soul en algo mucho menos serio y más fantástico, aunque la moraleja sea bien intencionada.
No es de extrañar que haya causado polémica. Al fin y al cabo trata temas existenciales que van mucho más allá de la comprensión del público infantil y están dirigidos directamente al público adulto, sin lugar a dudas.
Pero no creo que esto sea para nada un problema. Pixar lleva años apostando por está fórmula y es evidente que les funciona. A los más niños les gustará por la calidad de la animación, los colores y la música; y a los que son un poco mayores seguro que los incitará a reflexionar sobre temas profundos. A mí me parece un acierto no tomar a los niños por idiotas que no comprenden nada.
Y luego, claro está, se encuentra el público adulto que seguro que disfrutará de la película como el que más. Sea como sea, Pixar ha vuelto a hacer una gran película de animación que, si bien no llega a la excelencia de Inside Out, es desde luego una pequeña joya para grandes y pequeños.
- El mensaje principal
- La música