Hoy en producciones de Netflix a la española: Fe de Etarras

Netflix tiene una muy buena política de realizar producciones propias en los países en los que está presente, fomentando así su integración en ellos y además potenciando el sector del cine y la televisión local. Un ejemplo reciente es la estupenda Suburra de la que ya os hablé aquí.

Sin embargo Spain is diferent, y las producciones de Netflix en nuestro país son, pues eso, cutres hasta decir basta. Sí que detrás está el prestigio del canal de vídeo bajo demanda, pero delante está la forma de hacer las cosas a la española. Me duele decir esto, pero la realidad es que eso significa productos de muy baja calidad. Un ejemplo anterior puede ser Las Chicas del Cable, una serie que ni he terminado de ver y ni me he molestado en hacer crítica por horrorosa.

Pues hoy le toca el turno a Fe de Etarras, una película Original de Netflix que viene precedida de una campaña publicitaria muy provocativa, al estilo habitual de la cadena, como ya hicieron con Narcos. El hecho de abordar el tema del terrorismo de la banda ETA en clave de humor es algo novedoso que se ha hecho pocas veces en este país. Eso demuestra las intenciones de Netflix de no limitarse a hacer productos como churros, sino de ir de vez en cuando un poco más allá. Y eso es de agradecer.

El problema es cuando le encargas el trabajo a una productora como Mediapro y a un director como Borja Cobeaga. El resultado es una parodia cutre de la banda terrorista a lo Ocho Apellidos Vascos (2014) y sin la más mínima gracia. Para que un chiste sea gracioso tiene que tener en su base algo de realidad, para a partir de eso llevarlo hasta un extremo disparatado y/o inesperado que nos saque la carcajada. Pero cuando la parodia se queda en pantomima lo que nos encontramos es un insulto a la inteligencia.

Básicamente Fe de Etarras es una mezcla entre Ocho Apellidos Vascos y Granujas de Medio Pelo (Small Time Crooks, 2000) de Woody Allen. Porque ni tan siquiera en los giros que pueden ser más interesantes son originales. Me resulta increíble ver las valoraciones tan positivas -algunas incluso entusiastas- que ha recibido por parte de la crítica española. El colegueo funciona a tope en el cine patrio, demostrando que también en la crítica estamos en la tercera división.

Ni el estupendo Javier Cámara, uno de los mejores actores que tenemos en este país, puede salvar esta aberración que es Fe de Etarras. Nada que ver este papel chusco con el que hizo en The Young Pope de Paolo Sorrentino, esa vez para HBO. Pero supongo que los actores también tienen que comer y también se ven obligados a aceptar papeles como este.

No me extiendo más, porque no merece la pena. Netflix en general, con sus más y sus menos, tiene buenos contenidos, pero en lo que respecta a las producciones españolas está dejando mucho que desear. El caso de Fe de Etarras no es una excepción. Ni perdáis el tiempo.

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