He visto El Irlandés, la esperadísima película de Martin Scorsese para Netflix
Hoy voy a hablar de El Irlandés, la esperadísima última película de Martin Scorsese. Como sabéis, viene precedida, además de por la enorme expectación, por la polémica sobre su estreno en salas por haber sido producida por Netflix. De momento quienes la han visto ya en el cine -entre los que me incluyo- la ponen por las nubes.
La producción
El hecho de que se trate de una producción de Netflix, con todo lo que ello implica, me causa sensaciones contrapuestas. Por un lado está claro que si no es porque Netflix apostó por la película con una enorme inversión de capital, El Irlandés no habría sido posible.
Pero por otra parte, el hecho de que al tratarse de un original de Netflix su estreno esté limitado a unas pocas salas de cine para tener la exclusiva en la plataforma no solo es algo negativo, sino que es terrorífico. Netflix está apostando, además de por las series, por el buen cine. Lo que hay que reconocer y felicitar. Pero si eso supone que las grandes películas de los grandes directores van a dejar de poder disfrutarse en pantalla grande… tenemos un problema.
Me cuento entre los que han tenido la fortuna de poder ver el estreno en el cine -aunque tuve que desplazarme hora y media de mi ciudad-, así que vamos a entrar de lleno a hablar de la película en sí.
La película
El Irlandés trata de manera tangencial sobre Jimmy Hoffa (Al Pacino), y lo hace centrándose en el personaje de Frank Sheeran (Robert De Niro). La historia está basada en el libro de Charles Brandt Jimmy Hoffa. Caso cerrado, en el que se supone que se le da una conclusión a uno de los misterios más largos en el tiempo de la historia reciente de los Estados Unidos.
Sí, efectivamente se trata de otra «peli de gánsteres» de tío Marty. Más de lo mismo, pero no igual. Esto no es Uno de los Nuestros. El enfoque es crepuscular, lo que queda claro desde el mismo inicio de la película en la que vemos a un anciano Frank en una residencia.
Los gánsteres ya no tienen ese glamour que destilaban en otras ocasiones. Son personajes que envejecen y que realizan sus trapicheos con una rutina muy semejante a cualquier otro oficio. Aunque por supuesto que en El Irlandés encontramos también todos los clichés del género: tipos duros, corrupción, violencia, traiciones y todo lo que os podáis imaginar.
El Irlandés es una historia que abarca una gran cantidad de años, lo que en cierta manera justifica su enorme duración de tres horas y media. Para mí esta película es similar en cierta manera a Érase una Vez en América (1984) de Sergio Leone. No solo porque ambas cuenten con De Niro en el papel protagonista y tengan prácticamente la misma duración. Sino porque son proyectos enormes en los que dos directores de cine gigantes con una extensa carrera que lo dan todo y vuelcan en esa película todo su buen hacer.
Y eso ocurre en El Irlandés. Tres horas y media que se pasan voladas porque Scorsese hace que te sumerjas en la película y es un magnífico contador de historias. No es la mejor película del director y no aporta una revolución al mundo del cine. Pero es imposible que alguien acabe decepcionado con ella, porque es CINE -así, con mayúsculas- casi perfecto.
Los actores
La otra pata que sostiene a El Irlandés es el trío de ases protagonista: Robert De Niro, Joe Pesci y Al Pacino. Scorsese recurre a dos de sus actores fetiche, como son De Niro y Pesci y a un Pacino con el que trabaja por primera vez, pero que también es un referente en el cine de gánsteres -aunque solo sea por haber participado en la saga de El Padrino-.
Esta elección no es baladí. Se podría haber optado por otros actores más jóvenes y luego haberlos envejecido cuando conviniera en la película. Pero no. Martin hace esta elección y yo creo que es un mensaje decadente y nostálgico de un cine y un género de otra época.
El protagonista absoluto es Robert De Niro en su papel de Frank Sheeran, al que seguimos durante décadas. La verdad es que De Niro hace también décadas que no es ni la sombra del actor que fue en los años 70 y 80. Está bien, correcto, pero poco más. Joe Pesci hace lo que puede. Sigue teniendo garra y su voz susurrante es única -por favor, ved la película en versión original-. Pero está muy mayor y eso se le nota lastra su interpretación.
Ahora bien, si alguien está enorme en El Irlandés es Al Pacino. A pesar de una carrera llena de altibajos a partir de los años 90, en esta ocasión deja claro quien manda, quien es el gran actor de los tres. La película de Scorsese es muy buena por muchos motivos, pero no llegaría a la excelencia si no estuviera Pacino haciendo esa genial e intensa interpretación de Jimmy Hoffa.
La técnica
Y llegamos al apartado técnico que tanto ha dado que hablar. Como sabéis, para relatar los pasajes de la historia en los que los protagonistas son más jóvenes se han utilizado técnicas digitales de CGI. Esto ha sido enormemente caro y es la causa de que la producción cayera en manos de Netflix, ya que otras productoras no estaban dispuestas a asumir el riesgo que suponía.
La cuestión es si ha merecido la pena. A pesar de los retrasos y los dolores de cabeza que el rejuvenecimiento digital le ha supuesto al tío Marty, lo cierto es que los efectos especiales son espectaculares. Ya habíamos visto esto ocasionalmente en otras películas, como cuando vimos a una joven princesa Leia en Rogue One o, ahora, un joven Will Smith en Géminis, la película de Ang Lee. Pero nada tan elaborado y perfecto como en El Irlandés. Enseguida se te olvida que estás viendo más retoque digital que actores. Una maravilla que también da que pensar. ¿Cuánto tardaremos en sustituir a los actores de verdad por sus avatares?
En cuanto a la dirección, ¿qué puedo decir? El maestro Martin Scorsese está más sólido que nunca. Planos perfectos, ritmo fluído, historia absorbente y estupenda dirección de actores. El director está en plena forma en su película más ambiciosa de los últimos tiempos.
La única pega que le puedo sacar son muchos fallos de continuidad en el montaje. Son pequeños pero molestos para quien se fije -como yo-. Algo poco apropiado para una película de esta envergadura. No culpo a Thelma Schoonmaker, responsable del montaje, sino al propio Scorsese; porque da la sensación de que las escenas se han rodado de forma descuidada y luego ya no había manera de arreglarlo del todo bien en la sala de montaje.
El Irlandés es una obra mayor en general, y dentro de la filmografía de Scorsese en particular. Una película enorme que hará las delicias de los fans del género y del director, pero que también atrapará al gran público. Aunque quizá desluzca verla en el televisor del salón.