Por qué Figuras Ocultas está nominada a mejor película en los Oscars

De camino a los premios Oscar -muy flojos este año-, hoy me toca hacer la crítica de Figuras Ocultas, película nominada a la mejor película, mejor actriz secundaria -Octavia Spencer- y mejor guion adaptado. Se trata de otra historia basada en hechos reales más -no sé cuántas he visto ya este año-. La falta de imaginación en Hollywood es un hecho desde hace lustros.

Figuras Ocultas nos cuenta la historia de tres mujeres negras que trabajan para la NASA a principios de los años 60. Las tres son cerebritos cada una en su campo: matemáticas, cálculo e ingeniería. El contraste entre su alta cualificación y la situación social de los Estados Unidos a mediados del siglo pasado, donde lo normal era la segregación racial y el machismo, es el detonante perfecto para la construcción y el desarrollo de un potente drama histórico y reivindicativo.

Sin embargo no es el caso. Figuras Ocultas es una película ligera que desaprovecha todo su potencial dramático para ofrecernos una visión descafeinada, superficial y autocomplaciente del racismo en EEUU. Todo ello enmarcado en la carrera espacial de la NASA contra la Unión Soviética. La puesta de John Glenn en órbita sirve para enaltecer los sentimientos patrióticos del público norteamericano, y así compensar de alguna manera la vergüenza de contemplar cómo trataban a la raza negra -antes, que ya no-.

Pero no os equivoquéis, Figuras Ocultas es una película simpática e incluso entrañable. Como he dicho no está hecha para que nadie se sienta realmente mal al verla. Al contrario, se deja ver fácilmente, aunque por momentos se haga algo larga. Eso sí, el exceso de almíbar y de buenrollismo juegan en su contra.

Si por algo destaca Figuras Ocultas es por su reparto. El trío protagonista –Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janelle Monáe– está estupendo, y sin duda es lo mejor de la película. A ellas se suma un puñado de secundarios de lujo como Kevin Costner, Jim Parsons -mejor conocido por su papel de Sheldon Cooper-, y Kirsten Dunst. Ninguno destaca especialmente, pero ahí están para darle empaque a la cinta.

Y hasta aquí puedo leer. No hay mucho más que decir de esta película tan bienintencionada como olvidable. La recomiendo para ver un domingo por la tarde en el sofá con un vaso de leche y galletas.

¿Y entonces cómo es que es una de las nominadas al Oscar a la mejor película? Pues, ¿tengo que explicarlo? Ya se criticó mucho a la Academia de Hollywood el año pasado por la ausencia de nominaciones a gente afroamericana. Así que toca compensar nominando algo que tenga que ver con la raza negra. Y si es una cinta que, tratando este tema, sea además lo suficientemente superficial, ligera y patriótica como para no incomodar a los blancos, mejor.

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