Wonder Wheel de Woody Allen se salva por Kate Winslet
Fiel a su cita anual Woody Allen presentó a finales de 2017 su última película Wonder Wheel. Se trata de un drama ambientado en la Coney Island de los años 50. En él una serie de personajes a los que podríamos calificar de «perdedores» –losers en inglés- viven unas vidas en torno al parque de atracciones que no habrían querido vivir.
En realidad se trata, una vez más, de un refrito de ideas muchas veces vistas antes en el cine de Allen. Hubo un tiempo en el que a pesar de basarse obras de otros autores fue un director innovador, pero eso queda ya muy lejos. En Wonder Wheel asistimos a otra vuelta de tuerca su forma de reinterpretar el tema de Crimen y Castigo de Dostoyevski como ya hizo en Delitos y Faltas (1989), Match Point (2005) o El Sueño de Casandra (2007).
La historia está narrada en primera persona por el personaje del socorrista Mickey interpretado por Justin Timberlake. Este se dirige directamente al espectador mirando a la cámara para relatarnos los hechos. Un recurso muy del gusto de Woody Allen, pero que a mí me saca completamente de la película.
A partir de ahí asistimos a un drama lleno de frustraciones, miserias, traiciones y amargura que gira en torno al personaje de Ginny, encarnado por Kate Winslet. Ella es el centro de la película. Qué digo, ella es toda la película. La interpretación de Winslet es tremenda, y es lo que marca la diferencia entre que Wonder Wheel sea una opereta o una película aceptable.
Del resto de actores solo se salva Jim Belushi en el papel de Humpty, marido de Ginny, que hace lo que puede por estar a la altura de Winslet. Sin embargo tanto Timberlake como Juno Temple en el rol de Carolina -hija de Humpty- realizan una actuación bastante plana y del todo olvidable.
En cuanto al aspecto técnico Wonder Wheel es de lo mejor que hemos visto en el cine de Woody Allen desde hace mucho tiempo. La escenografía recreando el parque de atracciones de Coney Island es espléndida. Llena de detalles y de color, a la misma vez es retratada ya en decadencia, reflejo de los recuerdos de juventud del director neoyorkino.
Pero lo que más destaca es la fotografía a cargo de Vittorio Storaro -que ya trabajó con Allen en Café Society (2016)-. El hecho de que la trama transcurra en un piso situado dentro del mismo parque permite que el interior sea iluminado con las luces que se cuelan de las atracciones con intensos y saturados rojos y azules. Storaro dota a la imágenes de mucha fuerza con la iluminación y los movimientos de cámara, lo que refuerza de manera muy acertada la interpretación de Winslet.
El ritmo de Wonder Wheel es bueno a pesar de lo previsible del desarrollo de los acontecimientos -si eres aficionado al cine de Woody Allen lo ves todo venir de lejos-. Y la película se deja ver si uno se deja fascinar por la actuación de Kate Winslet. Sin embargo a pesar de que el director es despiadado con sus personajes, a este drama creo que le falta algo para ser memorable. Aún así de lo mejor de Woody Allen de los últimos años. Lo que no es decir mucho.
<<Woody Allen: Crisis In Six Scenes
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