Silvio Rodríguez rescata en «Amoríos» sus canciones inéditas
Silvio Rodríguez está de gira por España en la presentación de su último disco de título «Amoríos«. Ha pasado ya por varias capitales, desde San Sebastián a Valencia. Además, tiene programada una actuación gratuita en Vallecas junto con Aute e Ismael Serrano -para los afortunados que puedan ir-.
El próximo domingo 1 de mayo le toca Murcia, y muy bien que lo vamos a recibir, además en fecha tan señalada. Y con esa excusa voy a aprovechar para comentar mis impresiones sobre este último trabajo.
«Amoríos» se trata de una recopilación de temas antiguos que nunca habían sido grabados en estudio antes -salvo una excepción-. De esta forma Silvio vuelve a la línea del doble álbum «Érase que se era» (2006), donde recopiló y rescató un buen puñado de canciones que tenía décadas guardadas en el cajón.
Como en «Érase que se era«, en «Amoríos» el grueso de las canciones también fueron compuestas entre los años 60 y 70 del siglo pasado. Y también al igual que nos pasó en aquel, los que somos fans ya conocíamos prácticamente todos los temas.
Eso en cierta manera es un problema. Porque aunque las canciones -hasta ahora- inéditas nos habían llegado en una calidad lamentable, grabadas de directos de cualquier manera, o la copia de la copia de la copia de una casete; lo cierto es que ya nos hemos hecho el oído a ellas, y los nuevos arreglos, el ritmo y el tempo de estas resultan chocantes. Por lo menos a mí. Algo que seguro que no le ocurrirá a quien las escuche por primera vez.
El caso es que esas grabaciones antiguas, aunque de pésima calidad, resultan entrañables. Por el contrario, el sonido tan elaborado y limpio del estudio hace que resulten más frías y distantes en comparación con aquellas maquetas de juventud.
También hay que tener en cuenta que el tiempo ha pasado, y mucho. No es lo mismo aquella vehemencia de un Silvio veinteañero en los años 60, aporreando su guitarra y con su característica voz agudísima hasta el extremo; que la meticulosidad del Silvio actual que está a punto de cumplir los 70 años.
Y es que Silvio es un obseso de la producción sonora y de las orquestaciones. Quizá porque en sus años de juventud no disponía de más medios que su guitarra -que no es poco- y en su mente bullían muchas más ideas que las que podía llevar a cabo. Ahora que puede hacerlo se vuelca en el estudio de grabación hasta que el nuevo disco quede perfecto.
El actual estilo de sus producciones viene siendo más o menos constante en lo que llevamos de siglo, con la clara excepción de «Expedición» (2002) que era un álbum íntegramente producido con orquesta sinfónica.
Se trata de un sonido muy limpio y equilibrado, basado en la guitarra y el piano más o menos alternativamente, y adornado con una serie de instrumentos de cuerda, percusión y viento que le dan los toques de color. El tempo también es de destacar, más tranquilo y menos vehemente que en tiempos anteriores. En general muy sosegado.
Claro, como decía antes, cuando contrastas estas nuevas versiones con las antiguas uno acaba prefiriendo más las piratas a pesar de su mala calidad. Por lo menos a mí me pasa. Aquellas tienen más feeling, por decirlo de alguna manera.
Aunque creo que «Érase que se era» le quedó mucho mejor a Silvio, quizá porque la colección de canciones rescatadas era en términos globales mejor; también tengo que decir que «Amoríos» no es un mal disco en absoluto.
Al contrario, ese toque entre bolero, folk y jazz que le otorga una nueva vida a las viejas canciones. Algo que puede se muy agradable de escuchar para quienes no tengan el oído viciado con las grabaciones piratas.
En cualquier caso sí que echo en falta algún himno, de esos a los que Silvio nos tiene tan mal acostumbrados, que destaque en «Amoríos» al que agarrarme.
En cuanto a los temas que conforman el álbum: me gustan todos. ¿Qué esperábais? Soy fan. Además, ya los conocía. De todas formas voy a destacar tres por si os sirve para empezar por algún lado: «Haces bien«, «Día de agua» y, especialmente, «Qué distracción«.
Aunque, por supuesto, las auténticas joyas de la corona que hay en «Amoríos» son los cuatro temas que forman la «Tetralogía de mujer con sombrero«. Como sabéis «Óleo de mujer con sombrero» -un temazo indiscutible- ya fue grabada en los 70, pero las otras tres canciones nunca antes hasta ahora habían sido incluídas en un álbum, algo que los seguidores de Silvio veníamos pidiéndole desde siempre.
Ahora que por fin está toda la tetralogía en un disco la sensación es un poco agridulce. Por un lado es una auténtica gozada. Son cuatro temazos que bien grabados y escuchados del tirón son una maravilla. Por otro, me cuesta mucho acostumbrarme a las nuevas versiones, especialmente a la de «Óleo de mujer con sombrero» que tanto he escuchado -y tocado- en su clásica versión a guitarra.
En definitiva, si os gusta Silvio y no conocíais antes las canciones incluidas en «Amoríos» os va a encantar el disco. Si por el contrario sois de los que habéis escuchado mil veces hasta la última casete pirata de Silvio igual os cuesta un poco acostumbraros a estas nuevas versiones más limpias.
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