Patria, una adaptación quizá demasiado fiel
Este otoño HBO España ha emitido la serie Patria, basada en el bestseller de Fernando Aramburu. Los ocho capítulos de los que consta han sido escritos por Aitor Gabilondo y dirigidos por Félix Viscarret la primera mitad de ellos, y por Óscar Pedraza la segunda mitad.
La serie vino precedida por una polémica debido a la campaña publicitaria. En ella, en los carteles, se contraponían dos imágenes. Por un lado la del asesinato de una persona por ETA, y por otro la de un etarra siendo torturado por la policía. La crítica que se le hacía era que ambas situaciones no se podía comparar, acusando a la serie de poner al mismo nivel a unos y a otros. Dejando a un lado ese debate -porque no es este el lugar-, lo cierto es que para HBO no se trataba más que de una estrategia de márquetin. Dado el revuelo que se levantó, solo podemos certificar que les salió estupendamente.
Pero quienes criticaban dicha publicidad tan tempranamente, sin haber visto la serie aún, se equivocaban de medio a medio. Porque Patria, al igual que el libro, no es ni mucho menos equidistante, sino que es un relato de parte, y eso hay que tenerlo muy presente. Ambas, la novela y la serie, son ficción. Y por muy bien ambientadas que estén y muy verosímiles que sean muchas de las situaciones, si olvidamos ese hecho, que estamos ante un relato ficticio, podemos caer en el error de pensar que lo que se cuenta es toda la verdad sobre cómo se vivía el conflicto en Euskadi.
La serie de HBO es una adaptación extremadamente fiel del libro. Para lo bueno y para lo malo. Quienes sean fans de la novela van a quedar encantados con la serie, ya que Patria traslada a la pantalla tanto situaciones y personajes, como diálogos de forma literal.
El problema es que lo que funciona en la literatura no tiene por qué hacerlo en la televisión. De hecho el guionista y los directores deberían saber que son lenguajes completamente diferentes y el concepto ‘adaptación’ consiste en algo más. Es loable que hayan querido respetar al máximo el texto de una novela de tanto éxito, pero el resultado al trasladarlo a la pequeña pantalla resulta lento y confuso.
La obra de Aramburu está estructurada en base a constantes elipsis, saltos adelante y atrás en el tiempo para reconstruir el puzle de la historia de las dos familias protagonistas. En la serie siguen este patrón, contar con una narración no lineal en teoría debería aportar cierto dinamismo a la forma de narrar la historia y sin embargo no es así.
Esta adaptación tan literal hace que la mayoría tanto de los aciertos como de los problemas de la novela se trasladen a la serie de televisión. Por desgracia, en este proceso se pierde el tomo con el que está escrita Patria. Fernando Aramburu aplica un tono a su narración que desaparece en la serie, quedando esta mucho más pesada y plomiza que el original.
No es este el lugar para hacer la crítica literaria de la novela, pero sí diré que me pareció estirada de más. El meollo del relato queda claro pronto, y casi medio libro gira en torno a historias segundarias que sí, sirven para contextualizar y tocar algún que otro palo extra, pero entre las que también hay muchas páginas de relleno. En este sentido, la serie Patria aligera mucho estas tramas secundarias sobre las vidas de los hijos y eso beneficia al ritmo de la serie, ya lento de por sí, y nos ayuda a centrarnos en la trama principal.
Pero por otro lado, quizá en un exceso de celo, Aitor Gabilondo acaba recortando también de lo que para mí es el meollo de Patria: las cartas entre Bittori y Joxe Mari, y el viaje personal de este último a lo largo de los años. En la serie nos perdemos todo eso, un proceso que en mi opinión acaba rematado de prisa y corriendo.
Un error imperdonable que comete la serie Patria es la total ausencia del euskera en la misma. Resulta completamente increíble que la familia de Miren hable en español en su casa, o que también lo hagan todos los parroquianos de la herriko taberna. Por no hablar de Gorka, un experto en euskera que el cien por cien del tiempo se expresa en un perfecto castellano. El libro de Aramburu está escrito en español, y como tal, para resultar comprensible, el euskera no aparece más allá que en alguna que otra palabra suelta de uso común. Pero en el texto queda claro quiénes son euscaldunes y todas las situaciones en las que se está hablando en euskera.
Sin embargo, las series de televisión son otro lenguaje -algo que parece no comprender los directores-. Un libro no se puede subtitular, sería absurdo, pero una serie de televisión sí. Y aún así han optado eliminar algo tan importante como el uso de la lengua en toda la serie, volviendo muchas situaciones del todo inverosímiles. La cosa llega a resultar hasta insultante cuando Nerea viaja a Alemania. Ahí sí escuchamos hablar alemán. Alemán sí, pero euskera en una serie sobre Euskadi, no.
En cuanto a la producción hay que destacar una excelente fotografía de tonos grises y en ambiente lluviosos que concuerda muy bien con el entorno y el relato. Pero también es cierto que se nota una bajada de calidad entre los cuatro primeros capítulos dirigidos por Félix Viscarret y los cuatro últimos dirigidos por Óscar Pedraza. No hay entre unos y otros un salto tan desproporcionado como en El Tercer Día -de la que hablé hace poco-, pero se nota lo suficiente como para llamar la atención. Lo que me lleva a pensar que no es buena idea dividir las series en dos partes realizadas por equipos distintos. Puede que sea útil según ciertos criterios técnicos, pero artísticamente acaba partiendo la continuidad y la coherencia de las series.
Los actores y actrices son en general bastante normalitos. Loreto Mauleón en el papel de Arantxa hace un buen trabajo, pero es un personaje que por su fuerza podría haber dado mucho más de sí. Por otro lado, Jon Olivares como Joxe Mari no me acaba de convencer. Resulta un estereotipo demasiado plano como para resultar creíble. Por no hablar de la malísima caracterización que hacen de él de adulto en la cárcel.
Lo mejor de Patria son las dos actrices principales, Elena Irureta como Bittori y Ane Gabarán como Miren. Ambas realizan muy buenas interpretaciones acompañadas también de buenas caracterizaciones -en este caso sí-. Son todo un descubrimiento y entre las dos levantan una serie que por lo general resulta bastante anodina.
Patria es una adaptación muy fiel del libro cuyos aciertos y errores se pueden achacar, por lo tanto, principalmente a la novela en la que se basa. Sin embargo, les ha faltado a los creadores tino, y quizá algo de audacia, para trasladar la obra original a un lenguaje más cinematográfico, con más ritmo y con más emoción.
- Lo fiel que es a la novela
- La ausencia del euskera