Parece ser que las 92 gala de los premios de la Academia de Hollywood, los famosos Oscars, ha sido tan anodina o más que las anteriores. Digo «parece ser» porque no la he visto. ¿Quién está dispuesto a trasnochar por un espectáculo tan plomizo? Desde luego yo no. Pero los resultados siempre son interesantes en la gala de cine más importante que hay.
Este año casi todo ha resultado bastante previsible, lo que le quita emoción. Aunque alguna sorpresa ha habido, como el claro triunfo que Parásitos y las que, para mí, son las grandes derrotadas de la noche: 1917, Joker, Érase una Vez en… Hollywood y El Irlandés.
Empecemos hablando de Parásitos de Bong Joon-ho, que ha arrasado en las categorías más importantes: mejor película, mejor director, mejor guion original y mejor película internacional. Era previsible que se llevase este último, pero la sorpresa ha saltado al hacer doblete y llevarse el premio principal a la mejor película, convirtiéndose así en la primera película que lo gana no estando rodada en inglés. Todo totalmente merecido, ya que Parásitos era, de lejos, la mejor película nominada en estos premios Oscar.
Hablemos de las derrotadas. 1917, que venía de ganar en los BAFTA y en los Globos de Oro, se lleva de sus diez nominaciones solo tres premios técnicos. Eso sí, muy merecidos, nada que objetar. En esta ocasión la Academia ha puesto las cosas justamente en su sitio, ya que 1917 es una película de un interés limitado más allá de sus proezas técnicas.
Joker, con once nominaciones, solo se lleva dos Oscar: a la mejor banda sonora y, por supuesto, al de mejor actor para Joaquin Phoenix. Y es que la categoría de mejor actor era la apuesta más segura de esta gala y no ha habido sorpresas, como cabía esperar. Merecido premio para Phoenix y poco reconocimiento para Joker, una película que levantó mucho revuelo pero que se ha ido desinflando con el tiempo, más allá de la excelente interpretación de su protagonista.
Érase una Vez en… Hollywood se lleva solo dos premios de sus diez nominaciones. Y esto mira que es raro. Porque que una película de Tarantino sobre Hollywood y para Hollywood no se lleve casi nada es un mensaje en sí mismo. Y es que la película es una de las más flojas de la carrera de este director. Una evidencia que no han pasado por alto en la Academia. Ya dije que Brad Pitt era lo mejor de Érase una Vez en… Hollywood, pero no tanto como para llevarse un Oscar a mejor actor de reparto.
En la misma categoría se lo merecía mucho más Al Pacino, que estaba enorme en El Irlandés. Y así se habría llevado algo la película de Martin Scorsese, que se va de vacío a pesar de contar con nada menos que otras diez nominaciones. Es un tanto injusto, porque es una gran película y un gran director. Pero este año no podía competir con Parásitos, y además la sensación de lo ya visto no jugaba en su favor. Y luego, para los mal pensados, está la polémica de si ha habido o no un sesgo en contra de las producciones de Netflix. Pero eso lo dejo para otra ocasión.
No he visto Judy, así que no puedo opinar sobre el Oscar a mejor actriz para Renée Zellweger, aunque supongo que habrá jugado a su favor el haber interpretado a un icono americano como lo fue Judy Garland. Solo diré que Saoirse Ronan estaba estupenda -como siempre- en Mujercitas. Ya lleva tres nominaciones a mejor actriz sin éxito. Algún día le tendrá que tocar, porque es una de las mejores actrices del momento.
Mucho más contento estoy con el premio a la enorme Laura Dern en la categoría de mejor actriz de reparto por su papel en Historia de un Matrimonio. Ya era hora que esta mujer tuviese un Oscar en su haber. Además de que se lo merece, no solo por su trayectoria pasada, sino por esta última etapa como actriz y productora que demuestra que sigue estando en lo más alto.
Por último mencionar que es una pena que al final no haya habido ningún premio para una producción española. Era de esperar. Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar y la interpretación de Antonio Banderas es de lo mejor que han hecho ambos en toda su carrera pero, una vez más, no podían competir con parásitos.
Peor es que Klaus no se haya llevado el premio a mejor película de animación, a pesar de que venía de ganar el BAFTA. No es que Klaus me vuelva loco, aunque es una película entretenida y correcta. Pero lo que no me explico es que el Oscar se lo haya llevado Toy Story 4, un refrito de una saga que ya está agotada.
Creo que la 92 gala de los Oscar ha sido una de las más justas que recuerdo en los últimos años. Aunque quizá la falta de sorpresas la ha hecho más anodina. A excepción de los premios para Parásitos, que además de una sorpresa son una alegría. Está bien que se reconozca el buen cine.