Malos Tiempos en El Royale se derrumba al final
Hace unas semanas se estrenó en las salas de cine Malos Tiempos en El Royale, la última película del director y guionista Drew Goddard. Goddard está detrás de los guiones de varios capítulos de famosas series de televisión como Perdidos (Lost), Buffy Cazavampiros y Daredevil -de la que es también creador-. En el cine ha escrito los guiones de Cloverfield (2008), Guerra Mundial Z (2013) y The Martian (2015), esta última de las pocas películas potables de Ridley Scott.
Pero si por algo recordamos a Drew Goddard es por ser el director y guionista de la estupenda y divertidísima La Cabaña en el Bosque. Si no la habéis visto no dudéis en hacerlo cuanto antes. Es un acierto seguro.
Así que con este bagaje cabría esperar que Malos Tiempos en El Royale se tratase de una estupenda película. Y de hecho así es. Por lo menos en su primera mitad.
Una serie de personajes desconocidos entre sí acaban una noche en el apartado hotel Royale, cada uno por sus propios motivos. La cosa se va enredando en una atmósfera cada vez más extraña en la que se suceden una serie de episodios a cual más inesperado y violento que el anterior.
La primera parte de Malos Tiempos en El Royale recuerda mucho al cine de Tarantino en la brutalidad y gratuidad de la violencia, y quizá también porque tiene un aire a Los Odiosos Ocho.
Todo esto hace a la película muy sorprendente y disfrutable. Uno no puede evitar preguntarse hasta dónde puede llegar la cosa y qué más puede pasarle a este grupo de personajes.
Cada uno de ellos está ahí por una razón, y Goddard nos va dibujando sus perfiles por medio de flashbacks que a veces no parece que vengan muy a cuento. Pero Malos Tiempos en El Royale es tan bestia y está tan bien dirigida que eso no lastra para nada el desarrollo del film.
Por lo menos en los primeros dos tercios del metraje. A partir de ahí la caída es en picado y el desastre es total. No recuerdo una película que estuviera tan alta al principio y que cayera tan bajo tan rápido al final.
Es una lástima, porque hasta el momento en que aparece en escena el personaje de Billy Lee -encarnado por Chris Hemsworth-, la película me estaba gustando mucho. Pero desde ese momento el ritmo se desploma y se pierde todo el interés de lo que está ocurriendo en la pantalla con un final muy largo y muy mal resuelto.
A Malos Tiempos en El Royale le sobran veinte minutos de metraje todos ellos en la parte final. También le sobra música. Hay demasiados momentos musicales que lastran el flujo de la historia y le restan dinamismo. Goddard abusa de ese recurso que no aporta casi nada al conjunto.
En cuanto al reparto destaca, como siempre, la presencia del gran Jeff Bridges, aunque se haya quedado para papeles sin mucha trascendencia. Lewis Pullman como Miles Miller, el encargado del hotel, es otra de las grandes bazas de la película. Cynthia Erivo y Cailee Spaeny cumplen, al igual que Dakota Johnson y Jon Hamm -a quienes recordamos de 50 Sombras de Grey y Mad Men respectivamente-.
El único que pincha en su actuación es el mencionado Chris Hemsworth, pero ya no sé deciros si es por su interpretación o porque le ha tocado bailar con el personaje y la parte del guion más feos. Aunque lo más probable es que sea por ambas cosas.
Malos Tiempos en El Royale me produce sensaciones contrapuestas, porque aunque muy decepcionante al final a la misma vez también es una excelente película al principio. No sé si el cine se puede valorar como el fútbol, en el que no sirve de nada jugar muy bien si al final no rematas marcando goles. Y en este caso los goles son en propia puerta.
Es verdad que el final decepciona, pero no por ello Malos Tiempos en El Royale es una mala película. Es solo que ha dejado escapar la oportunidad de ser estupenda, y eso es una lástima. Yo la recomiendo para una tarde de fin de semana en casa como una buena opción.
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