La Casa de Papel es un excelente producto de consumo rápido para días de confinamiento

Me he dado cuenta de que todavía no había escrito sobre La Casa de Papel, la serie española que fue una producción de Atresmedia y actualmente lo es de Netflix. El viernes pasado, día 3 de marzo, se estrenó su cuarta parte, y según la plataforma es número uno en España, algo por otra parte normal, con toda la población metida en casa.

La Casa de Papel en realidad son, de momento, dos temporadas cada una con una trama diferenciada. Sin embargo, la primera, de 15 capítulos y emitida por Antena 3, fue dividida en dos partes. De la misma forma, ahora Netflix divide esta segunda temporada en varias partes, de las cuales llevamos ya dos con esta última, pero seguro que habrá una quinta parte, y quién sabe si una sexta.

Como sabéis, la trama de La Casa de Papel gira en torno a un grupo de atracadores, comandados por El Profesor (Álvaro Morte), que en la primera temporada se proponen asaltar la Fábrica de Moneda y Timbre. En ese sentido la serie sigue, más o menos, el esquema de todas la películas del genero de atracos que conocemos. Aunque quizá el referente más claro y evidente sea la película de Spike Lee Plan Oculto (Inside Man, 2006).

La primera temporada funcionó tan bien que Netflix apostó por hacer una segunda, aunque el arco argumental de la primera ya estuviera cerrado. Por lo tanto tocaba empezar de nuevo y, aunque resultara del todo inverosímil, se apostó por repetir el esquema que ya había demostrado que funcionaba, y hacer otro atraco, en esta ocasión al Banco de España.

Y es que la verosimilitud nunca ha sido un problema para Álex Pina, el creador de la serie. Desde el primer minuto La Casa de Papel es un disparate tras otro, y la tercera y cuarta parte no son, para nada, una excepción en este aspecto.

Lo bueno es que todo eso da igual, porque es indiscutible que la serie funciona y que es endiabladamente entretenida, siempre que se esté dispuesto a comprar las premisas que sirve de base a situaciones en muchas ocasiones tan imposibles como absurdas.

También funciona gracias a un reparto coral que encarna a unos personajes muy carismáticos y, en general, bien perfilados. En cualquier caso más carismáticos que las actrices y los actores que los defienden, muchos de los cuales dejan algo que desear. Por ejemplo, nunca me ha convencido Álvaro Morte, como El Profesor. Tampoco muchos de los protagonistas, como Úrsula Corberó o Miguel Herrán y Jaime Lorente, a los que hemos visto recientemente participar en Élite -también de Netflix-, hasta que la productora los reclamó para estas nuevas temporadas.

Por otra parte, alguna de las actrices salen mejor paradas que sus compañeros masculinos. Como es el caso de Itziar Ituño, una actriz vasca a la que se le notan las tablas y que recordaréis por su participación en Loreak (2014). También hace una gran trabajo Alba Flores, que se ha ganado una reputación como actriz por méritos propios, más allá de ser la hija del célebre Antonio Flores. Y por último, en esta segunda temporada, la presencia de Najwa Nimri sin duda aporta a la serie una mayor calidad interpretativa.

Otro aspecto por el que La Casa de Papel funciona es porque, del mismo modo que pretende hacerlo El Profesor en la ficción, ha conseguido la empatía del público con los atracadores, a pesar de ser unos delincuentes; y a la vez la antipatía con las autoridades y el Gobierno, de los que da una imagen entre incompetentes y corruptos que, estando muy lejos de la realidad, quizá sea de lo más verosímil que nos encontremos en esta serie.

Se intuye cierto aroma revolucionario en los guiones de La Casa de Papel, tanto por los discursos antisistema de El Profesor, como por el origen humilde de sus protagonistas y aquello de robar a los ricos para dárselo a los pobres. Y cómo no, por el uso que se dio en la primera temporada -y de la que de momento no hay ni rastro en la segunda- de la canción antifascista italiana Bella Ciao, y que ahora cantan miles de jóvenes sin saber lo que significa.

Aunque en esta segunda temporada hayan repetido básicamente el esquema de la primera, o quizá precisamente por eso, lo cierto es que La Casa de Papel sigue funcionando y entreteniendo, a pesar de que las situaciones son cada vez más disparatadas. Sin duda es un excelente producto de consumo rápido para días de confinamiento.

La Casa de Papel
6.8 Puntuación total
Pros
- Cómo logra funcionar a pesar de sus carencias
Contras
- Algunas interpretaciones
Dirección
Guion
Arte
Actuaciones

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