¿Era necesaria la segunda temporada de Homecoming?
A finales de la pasa primavera se estrenó en Amazon Prime Video la segunda temporada de Homecoming. Voy a provechar la ocasión para comentar ambas temporadas ya que, aunque una es continuación de la otra, las diferencias entre ambas son significativas.
La primera temporada de Homecoming (2018) trata de una institución en la que veteranos del ejército estadounidense reciben terapia para superar los traumas producidos por la guerra, con el fin de después reintegrarse sin problemas a la vida civil. Pero según avanza la trama nos damos cuenta de que nada es lo que parece.
Lo primero que llama la atención de Homecoming es la presencia de Julia Roberts -quien además aparece como productora en la serie-como la doctora Heidi Bergman. La relación entre Bergman y el soldado Walter Cruz (Stephan James) son el hilo conductor de la historia. La cual también se cuenta a través de fastforwards que nos van anticipando que el relato se dirige hacia un extraño desenlace. Lo cierto es que tanto el guion como el ritmo de la serie consiguen mantener la curiosidad del espectador hasta el final de la temporada.
Lo segundo que llama la atención es el aspecto visual, que me gustó especialmente. La fotografía es excelente, y los distintos formatos de imagen utilizados son, cuando menos, curiosos. Aunque quizá cuestionables, ya que no sé si usar un formato 1:1 para ciertos pasajes realmente aporta algo, o no es más que una mera ocurrencia.
Mucho más interesante me resultó el uso de la música y de los silencios. Casi todos los capítulos comienzan y terminan con largos planos con música o sonido ambiente en los que no ocurre nada en especial. En cierto sentido recuerdan al cine de, por ejemplo, Michael Haneke, lo que dota a Homecoming de una atmósfera artística muy conseguida que no desentona para nada.
Si luego el relato está a la altura de las expectativas es algo que cada cual deberá decidir. En mi opinión la primera temporada resulta una serie de lo más interesante, e incluso original. Se nota que en su día Amazon apostó fuerte a la hora de crear contenido propio.
Sin embargo, la segunda temporada, aunque mantiene la estética, quizá resulte algo fallida. No sé si la ausencia de Julia Roberts hace que baje el nivel general de la temporada o, más probable, que en realidad con el arco argumental de la primera era suficiente. Pero el caso es que la historia que se nos cuenta en la continuación resulta bastante alejada de la primera como importarnos demasiado. Y eso que se esfuerzan en crear un misterio para mantener el interés del espectador.
En esta ocasión, aunque aparecen algunos personajes de la primera, esta temporada está protagonizada por Janelle Monáe. Monáe hace un buen trabajo, pero la ausencia de pesos pesados como Julia Roberts o Bobby Cannavale lastran un relato que no resulta tan perturbador ni tan profundo como el anterior.
No digo que está segunda temporada no tenga calidad, pero aunque resulta entretenida no logra evadirse del hecho de que es evidente que no era necesaria. Aunque si has visto la primera y te ha gustado seguramente será inevitable, e incluso es recomendable, ver la segunda.
En cualquier caso, la corta duración de los episodios hace que no se haga para nada cuesta arriba y si le dais una oportunidad resulta una serie de lo más interesante.
Últimamente le pasa a muchas series, son series pensadas para una temporada y a las sucesivas se desmoronan o se repiten más que una ensalada de ajos. La verdad es que la presencia de Julia Roberts es un punto añadido, pero seguramente hay algo más que su ausencia en el bajón de la segunda temporada. Esperemos que no quieran estirarla aún más.
Estamos de acuerdo. Es habitual que cuando algo funciona quieran estirarlo, normalmente con resultados negativos. En este caso la segunda temporada se queda a medio camino.