El emperador de Roma, de Alfonso Cuarón, va desnudo

La película Roma del mexicano Alfonso Cuarón ha conseguido ya varios hitos. Se trata de una producción de Netflix, y de hecho la mayor apuesta de esta plataforma para que la tomen en serio. Hace tiempo que Netflix está fichando a actores, actrices y directores de renombre para realizar producciones que llegue más allá del mercado, históricamente de segunda fila, de la televisión.

En esta ocasión les ha salido redondo, ya que Roma ha entrado por la puerta grande en cuanto a las candidaturas a los próximos premios Oscar. De hecho, ha sido nominada a la mejor película y también a la mejor película extranjera a la vez -la producción es mexicana y en español-.

Además, está nominada en otras ocho categorías entre las que destacan mejor dirección, mejor fotografía y mejor guion, las tres para el propio Alfonso Cuarón, que hace aquí de hombre orquesta.

Está claro que también para el propio Cuarón se trata de una película fundamental que supone su puesta de largo. Hasta ahora su trayectoria no había sido muy destacable, de la cual podemos resaltar Gravity (2013), que se llevó siete Oscars, incluyendo el de mejor director; y la sobrevaloradísima, pero sin demasiado interés, Hijos de los Hombres (2006). También es responsable de la mejor con diferencia de las películas de la saga de Harry Potter: Harry Potter y el Prisionero de Azkaban.

En esta ocasión Cuarón lo da todo en Roma, y es que la película se trata de un relato autobiográfico basado en recuerdos de la infancia del propio director.

Lo primero que destaca en Roma es la fotografía. Un blanco y negro muy cuidado y unos planos muy trabajados, con unos encuadres que parecen postales para la memoria. Hasta ahí todo perfecto. Aunque me sobra tanto paneo de lado a lado para mostrar las escenas. Es un recurso al que acude demasiado y lo malgasta.

Pero a Roma le ocurre como a El Renacido (2015) de su paisano Alejandro González Iñárritu: que cuando de lo primero y de lo que más y mejor se habla es de la fotografía, malo.

Efectivamente, Roma se pierde en la forma y descuida el fondo. El relato se centra en Cleo, una sirvienta indígena que trabaja para una familia adinerada blanca. Cuarón aprovecha para tocar varios palos, como las diferencias de clase, contrastar los dramas burgueses con los dramas proletarios, enfocar la relación entre mujeres, repasar las convulsiones políticas del México de los años 70, que coinciden con la infancia del director, e incluso rescatar a algún que otro personaje pintoresco.

El problema es que para abarcar todo esto, y además hacerlo con la intención de crear un poema visual, al final solo se puede hacer de forma muy superficial. Entre desarrollar un guion profundo y complejo y hacer hacer una fotografía preciosista con unas pinceladas de argumento, Cuarón opta por lo segundo.

El resultado es que sí, en Roma hay momentos de gran cine. Y ojo a los detalles, que están muy cuidados y hay muchos y son sutiles. Todo eso está muy bien. Pero lo cierto es que el «capricho» tan personal de Cuarón por relatarnos su infancia a mí nunca llega a engancharme. La duración de la película es a todas luces excesiva para lo que cuenta y es difícil mantener el interés a lo largo de todo el metraje, más allá de maravillarse por la estupenda fotografía y algunos planos inspirados.

Ya sé que lo que digo no va a ser popular, ya que la cinta está siendo un éxito de crítica y público. Y el hecho de que haya sido nominada en los Oscar en tantas categorías incluidas las más importantes demuestra que es una película que está cayendo muy bien. Claro que estos premios Oscar son los mismos que también han nominado a la horrenda Black Panther a la mejor película. Ahí lo dejo, que cada cual saque sus conclusiones.

Roma es una película interesante, más en la forma que en el fondo. Sin duda se trata de una de las de visionado obligatorio de la temporada. Pero alguien tiene que decir que el emperador va desnudo. No es para tanto y, aunque ahora se hable mucho de ella, pasado el tiempo será una película que pocos recuerden y quieran volver a ver, como sí le ocurre al gran cine.

Roma
6.3 Puntuación total
Pros
- La fotografía
- Los pequeños detalles
Contras
- Muy dispersa
- Muy larga
Dirección
Guion
Arte
Actuaciones

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