La última entrega del cine de superhéroes -y van- es Deadpool 2. Segunda parte de la saga de este superhéroe gamberro y malhablado caracterizado por Ryan Reynolds que inauguró en 2016.
Entonces Deadpool consiguió un considerable éxito porque representaba un soplo de aire fresco y una clara diferencia con respecto al resto de películas de superhéroes, ya sean de Marvel o de DC, que se tomaban demasiado en serio a sí mismas.
No me cansaré de decirlo: si por algo son soportables tantas películas de superhéroes cortadas por el mismo patrón el por el sentido del humor. Si no se rieran todas un poco de sí mismas caerían en el más absoluto ridículo, porque algunas tienen unos guiones que no hay por dónde cogerlos.
Tanto Deadpool como Deadpool 2 llevan esto del humor al extremo. Tanto es así que más que de películas de superhéroes en realidad de lo que se trata es de comedias. Algo así como lo que supuso Sillas de Montar Calientes (Mel Brooks, 1974) para el género del western.
Deadpool 2 sigue por completo la tónica de la primera entrega. Es decir, es más de lo mismo en todos los aspectos. Comparte los mismos elementos cómicos, a saber: el humor soez, la violencia explícita -que de tan extrema resulta cómica-, la autoparodia del género de superhéroes y la ruptura de la cuarta pared para dirigirse directamente al público, demostrando así lo poco en serio que se toma a sí misma.
La cuestión aquí es dilucidar si esta segunda parte mantiene el nivel y la frescura de la primera, o si por el contrario la fórmula va dando signos de agotamiento. Ya se sabe aquello de «nunca segundas partes…».
Si bien es cierto que Deadpool 2 carece de la novedad, no es menos cierto que no ha perdido para nada la frescura. Tanto la primera entrega como esta segunda cuentan con un ritmo que no decae en ningún momento. Algo no muy habitual en las películas de este género. El director David Leitch -responsable también de la estupenda Atómica (2017)- hace sin duda un muy buen trabajo.
La película es desternillante. Hacía tiempo que no me reía así en el cine. Dejando a un lado los chistes más obvios -que también hacen gracia-, lo mejor de Deadpool 2 son las referencias al cine de superhéroes tanto de Marvel como de DC, algunas de ellas descacharrantes. Nada se salva en este estupendo guion firmado por Rhett Reese, Paul Wernick y el propio Ryan Reynolds.
Para quien pueda estar un poco despistada o despistado hay que aclarar que Deadpool no forma parte del Universo Cinematográfico de Marvel -donde están Iron Man, Thor, Capitán América, Vengadores, etc.-. Sin embargo sí lo está con los X-Men -ojo al alegato feminista de Deadpool al respecto- y Lobezno. Esto es porque los derechos de X-Men, al igual que los de Deadpool, están en manos de la 20th Century-Fox. Esta es la razón por la que no vemos ni rastro de los X-Men en el universo de los Vengadores.
Ahora bien, como quizá sabréis Disney, que es quien tiene los derechos de Universo de Marvel -entre otros muchos-, adquirió recientemente la 20th Century-Fox. Por lo tanto no sería descabellado pensar que en un futuro no muy lejano, quizá para la fase 5 del Universo Cinematográfico de Marvel, podamos ver aparecer a los X-Men junto a los Vengadores y, por qué no, también a Deadpool.
El caso es que no sé yo cómo acabaría siendo una película con las características de Deadpool en manos de la descafeinadora Disney. Cuando esta compró 20th Century-Fox a finales del año pasado seguramente Deadpool 2 ya estaría acabada. Pero para la próxima entrega, si la hay, puede que acaben con toda la frescura de esta saga hasta ahora sin tacha.
Si queréis pasar un rato muy divertido en el cine no dudéis en ir a verla. Aunque para disfrutar algunos chistes igual hay que estar muy al tanto del cine de superhéroes de las últimas dos décadas.
Ah, y no os perdáis el cameo de Brad Pitt. Hay que estar muy atento para verlo.