Tierra de Dios, el estupendo debut de Francis Lee

Tierra de Dios es el estupendo debut del director Francis Lee. La película ha ido cosechando nominaciones y premios por diversos festivales y se ha abierto un hueco en el mundillo por méritos propios.

El film nos cuenta la historia de Johnny Saxby, un joven atrapado en una vida rural que odia y cuya única salida es el alcohol y el sexo esporádico. Todo eso empieza a cambiar con la llegada a la granja de Gheorghe, un inmigrante rumano que viene a trabajar temporalmente. A partir de ahí comienza una relación entre ellos que transformará la vida de ambos, pero en especial la de Johnny.

Buena parte de Tierra de Dios transcurre de manera muy similar a Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005). Y eso es lo peor que se puede decir de la película de Francis Lee: que todo esto ya lo hemos visto antes, y que la forma de retratar el comienzo de una relación homoxesual no es novedosa.

Sin embargo el director inglés le da un enfoque muy natural a todo lo que ocurre en pantalla y lo hace real. De ahí la sorpresa en el mundo del cine de que un director debutante tenga tan buen pulso a la hora de dirigir a los actores y retratar tan bien las emociones.

Tierra de Dios es un viaje iniciático casi de manual. El héroe pugna por superar sus propias debilidades y miedos, liberarse de la figura paterna para seguir su propio camino y redimirse a través del amor. Y a pesar de que quizá la moraleja en este caso sea demasiado conservadora para mi gusto, lo cierto es que la forma en la que Johnny va aprendiendo los caminos del amor más allá del sexo rudo está muy bien llevada.

Josh O’Connor hace un papelón en su rol de joven torturado y autodestructivo que no encuentra su lugar en la granja de su padre. El resto de actores no están a su altura, pero salvan los muebles. En especial el padre, encarnado por Ian Hart. Sin embargo Alec Secareanu en el papel de Gheorghe Ionescu no me acabó de convencer y me dejó un tanto frío.

Tierra de Dios se trata de una obra deslumbrante para tratarse del primer trabajo de Francis Lee como director. Es natural y creíble y está contada con un ritmo y un pulso impecables. Sin duda habrá que seguir la futura carrera de este realizador inglés.