HBO recrea un Perry Manson más noir y más adaptado a los tiempos
Este verano hemos asistido en HBO a la vuelta a las pantallas de televisión del famoso abogado Perry Manson. Se trata de un remake de la icónica serie norteamericana de los años 60 que tanto éxito tuvo en su momento, hasta el punto que muchos de nosotros la hemos visto en algunas de sus innumerables reposiciones.
En esta primera temporada asistimos al relato de los orígenes de Perry como abogado, remontándose a sus inicios como detective privado. Está claro que en HBO han apostado fuerte por esta serie, ya que está pensada desde el principio para contar con varias temporadas.
A Perry le acompañan algunos de sus compañeros habituales, pero adaptados a los tiempos que corren. Por ejemplo, nos encontramos con Della Street que aquí, además de ser lesbiana, ejerce de mucho más que de una simple secretaria como ocurría en la serie original. Por no hablar del su fiel compañero e investigador Paul Drake, que en esta nueva adaptación es negro -algo impensable en la serie de los 60-.
También se adapta al formato actual de las series, abandonando la estructura episódica típica de otras épocas para elaborar un arco argumental que irá incluso más allá de la primera temporada. Digamos que, por lo que parece, cada temporada del nuevo Perry Manson equivaldría a un capítulo de la clásica.
Una vez que pasamos los capítulos introductorios en los que se nos presenta el caso y los inicios de Perry como investigador, entramos en lo que todos esperamos de una propuesta de este tipo: una serie de juicios. Y la verdad es que ahí es donde despega el Perry Manson de la HBO. No nos engañemos, se trata de televisión de género y eso es lo que esperamos y lo que, al final, mejor funciona. Ya que el giro que le han querido dar a esta nueva serie hacia el noir, si bien es en principio interesante, creo que no han sabido afinarlo del todo bien.
Porque he de decir que el desarrollo de los personajes y de la historia deja un tanto que desear. Me resulta confuso tanto lo uno como lo otro. No consigo empatizar con el protagonista, el cual no me parece que esté desarrollado adecuadamente. Creo que en las casi diez horas que dura la temporada bien se podría haber hecho mejor y trabajado mejor los personajes y la historia.
Para el resultado final de esta primera temporada de Perry Manson no hacían falta tantos capítulos, demasiada extensión para unos personajes y una trama que no avanza tanto en comparación. Quizá con seis o siete capítulos habría sido suficiente. Pero esto es un problema que tienen actualmente las productoras de televisión del que ya he hablado en otras ocasiones: la necesidad de ajustarse a un estándar de diez episodios cuando es evidente que la historia no da para tanto.
En cuanto a la producción, nos encontramos con lo que cabe esperar de las HBO cuando pone toda la carne en el asador. Una ambientación de época muy cuidada y una fotografía excelentes que te sumergen por completo en Los Angeles de los años 30. Movimientos de cámara, encuadres y planos que marcan la diferencia con cualquier otra serie del montón. Una pena que al guion se falte ese punto de profundidad y desarrollo que comentaba antes.
El trabajo de los actores y actrices es correcto. Matthew Rhys como Perry no sé si me acaba de encajar, quizá porque la imagen de Perry Manson que yo guardo en la memoria es otra, quizá porque el desarrollo del personaje no esté todo lo fino que debería. Juliet Rylance como Della Street y Chris Chalk como Paul Drake hacen un buen trabajo. Más auténtico está Shea Whigham como el investigador Pete Strickland, y también Gayle Rankin como la acusada Emily Dodson -a la que conocemos de su papel en Glow-. Por último, contamos con el veterano John Lithgow en el papel del abogado ‘E.B.’ Jonathan.
La Perry Manson de HBO es una buena serie en todos los sentidos que reinicia el mítico personaje de la serie de los 60 adaptándolo a los tiempos y dotándolo de algo mas de ambigüedad. Aún así, le falta algo para ser redonda. Quizá las próximas temporadas sirvan para profundizar más en los personajes y, si no volverlos inolvidables, sí acercarlos algo más al referente del que parten.
- El desarrollo de los personajes se queda algo corto
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