Especial David Lynch: Dune (1984)

Tras haber escrito sobre las dos primeras película de David Lynch Eraserhead y El Hombre Elefante, le toca el turno a Dune (1986), su tercera obra y su mayor fracaso en todos los aspectos. Veamos por qué.

Lynch se había ganado un nombre en las más altas esferas del mundo del cine norteamericano, tanto por la originalidad y brillantez de Eraserhead, como por demostrar que era capaz de hacer cine de corte clásico y del gusto de Hollywood como El Hombre Elefante. Tanto es así que George Lucas le ofreció dirigir la tercera entrega de Star Wars: El Retorno del Jedi. Oferta que Lynch rechazó -menos mal-.

Por otro lado llevaba gestándose desde los años 70 la posibilidad de llevar la saga de libros Dune escritos por Frank Herbert al cine. El proyecto estaba a cargo de Alejandro Jodorowski, el cual había planificado una obra épica de unas diez horas de duración y la implicación de gente como Dalí, Orson Welles, Alain Delon y Mick Jagger -por mencionar solo algunos-. Además también contaba con los diseños de Moebius y H. R. Giger, trabajo que luego serviría -y mucho- para la película Alien: El Octavo Pasajero (1979).

Ni que decir tiene que era inviable y finalmente la película de Jodorowski no llegó a realizarse. El famoso productor Dino De Laurentiis, que era quien tenía los derechos, comenzó a buscar otras alternativas, tentando incluso a Ridley Scott. Pero al final el proyecto cayó en manos de David Lynch, el cual esta vez sí aceptó el proyecto de superproducción comercial -al contrario de lo que había hecho con Star Wars-.

Por qué Lynch acepta un proyecto como este cuando ya había rechazado otros similares -y a priori mejores- no está claro. Máxime si tenemos en cuenta que no estaba para nada interesado en la fantasía y la ciencia ficción, y que ni siquiera se había leído los libros. Quizá la explicación la encontremos en el acuerdo que había llegado con Laurentiis: a cambio de dirigir Dune este se comprometía a producir la siguiente película de Lynch dándole libertad creativa total.

Sea como sea la cosa pintaba mal. Quizá es fácil decirlo ahora con la perspectiva del tiempo, pero creo que no sería descabellado pensar que incluso en la época se podía ver de lejos que el proyecto de Dune y David Lynch no casaban bien.

Lynch se encargó también del guion para el que llegó a hacer hasta seis borradores. El rodaje se realizó en México para ahorrar costes y la duración estimada de la película se alargaría originalmente a más de tres horas.

El director se encontró con muchas trabas por parte de la productora, en especial a lo referente a la duración del film. Este fue recortado para que se ajustase a la duración estándar de dos horas -finalmente 140 minutos-.

El resultado es una película desastrosa. Sin paliativos. Lo era entonces y lo es ahora, puesto que ha envejecido fatal. Sé que hay quien por las razones que sea la defiende -porque la vio de joven o solo porque es de Lynch-, e incluso quien la califica de película de culto. Aunque esto último es pasarse.

Lynch le dio a la película un tono más reflexivo y abstracto de lo que cabría esperar en este tipo de producción. Algo que está en los libros y con lo que al parecer De Laurentiis estaba de acuerdo. Sin embargo el principal problema de Dune es que al final está recortada, lo cual obligó a hacer un montaje rápido y episódico que va a saltos y dificulta mucho seguir una trama pretendidamente compleja.

Para compensar los que se perdía al mutilar el guion se apostó por la voz en off. En mi opinión, y salvo contadas excepciones, no hay peor error en una película que explicarlo todo por medio del recurso de la voz en off. Además, es algo que no le pega nada al cine de David Lynch, más orientado a insinuar cosas con las imágenes y dejar que sea el público quien le dé su propia interpretación.

Por otra parte los efectos especiales y el maquillaje son cutres hasta decir basta. No solo por estar hechos en los 80 y con pocos recursos, sino porque la creatividad plástica de Lynch, que en otras películas surrealistas como Eraserhead era un acierto de pleno, no pega nada en una superproducción de fantasía y aventuras. Aunque no todo es malo. Muchas de las creaciones de Lynch para Dune nos recuerdan a otras que vendrán después, en concreto en Twin Peaks: The Return (2017).

En cuanto a las interpretaciones destaca el papel central de Kyle MacLachlan como el elegido Paul Atreides. Fue la primera de muchas colaboraciones de MacLachlan con David Lynch, al que recordamos principalmente por su papel como agente Cooper en Twin Peaks. A mí siempre me ha parecido un actor mediocre, y su interpretación en Dune es sencillamente terrible. Aunque nada tan horrible como el cameo que hace Sting.

Dune fue un fracaso de crítica y público. Una película para olvidar de la que el propio David Lynch se niega ni tan siguiera a hablar de ella. Lo único bueno que salió de ella es que, gracias al acuerdo al que había llegado con Dino De Laurentiis, Lynch pudo dirigir su siguiente película con total libertad: la obra maestra Terciopelo Azul (1986).

Dune
4.4 Puntuación total
Pros
- Los pequeños detalles
de Lynch que podemos entrever.
Contras
- Todo lo demás.
Dirección
Guion
Arte
Actuaciones

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.