El pasado 13 de marzo se estrenó en Netflix la tercera temporada de Élite, una serie española para adolescentes que lo está triunfando en esta plataforma. Vamos a analizar el porqué de esto y si merece la pena.
Élite comenzó a emitirse en 2018 y es la típica serie de adolescentes en un instituto, solo que en esta ocasión se trata de un colegio privado de élite donde estudian los niños ricos de la alta sociedad. El conflicto llega cuando por una serie de circunstancias son becados para estudiar allí unos chavales sin un duro de clase baja.
La premisa es sin duda prometedora a la hora de abordar el conflicto de clases, pero no os hagáis ilusiones. Élite es lo que es: una serie para adolescentes. Así que esa premisa sobre las clases sociales que acaba diluyendo pronto y en realidad el leitmotiv que hace avanzar la trama es el del suspense por un asesinato. Algo que será recurrente en las tres temporadas.
Como producto para gente joven lo que encontramos son situaciones completamente inverosímiles, protagonistas todas y todos guapísimos y escenas de sexo que harán las delicias de quienes tengan las hormonas más revolucionadas. Mejor trabajo hacen en cuanto los temas sobre diversidad, ya sea sexual o racial. En ese sentido se nota que Élite es una serie bastante moderna y de su tiempo.
En cuanto a las actrices y los actores no se salva casi ninguno. Solo Danna Paola, en el papel de Lucrecia, demuestra tener más tablas debido a su experiencia como estrella juvenil mexicana. Además, contamos con la presencia fugaz de Jaime Lorente y Miguel Herrán. Digo fugaz porque ambos forman parte del elenco de La Casa de Papel, y tras la renovación en Netflix para una nueva temporada tuvieron que abandonar Élite.
El resto de protagonistas todavía tienen que mejorar mucho sus dotes interpretativas y su vocalización. Claro que tampoco es que ayuden mucho unos guiones repletos de momentos intensos de más y una trama carente de sentido del humor.
En resumidas cuentas, los guiones de Élite son un disparate inverosímil que desperdicia todo su potencial sobre los conflictos de clase para apostarlo todo al melodrama y el sexo, con una pizca de suspense. En este sentido para nada es un producto para público adulto. Los creadores parecen tener muy claro cuál es su público objetivo y enfocan la serie totalmente para ellos. Público que parece encantado, de ahí su éxito.
Pero no todo es malo en Élite. La otra cara de la moneda es su excelente factura. La serie funciona endiablandamente bien. El ritmo de sus guiones y la dirección hacen que los capítulos avancen con un dinamismo inusitado. Desde luego como producto juvenil es impecable. Que a un adulto más exigente con los guiones no le vaya a convencer no significa que no lo haga para el público hacia el que está orientada la serie. Y es que está muy, muy bien hecha.
Una pena que resulte tan desequilibrada, porque si con esa factura se hubieran trabajado unos guiones y un desarrollo de personajes más elaborados que explotasen mejor la premisa principal de la serie -que son las diferencias de clase-, habría resultado un producto redondo para un abanico de púbico mucho mayor.
- Haber desperdiciado el conflicto de clases
- Actores y actrices flojos y personajes demasiado intensos