Comenzamos el año 2020 con el estreno en Netflix de El Vecino, una serie sobre superhéroes de barrio a la española. Creada por Carlos de Pando y Sara Antuña, está basada en los cómics de Santiago García y Pepo Pérez. Para esta primera temporada ha contado con la dirección de Nacho Vigalondo en los dos primeros capítulos y de Paco Caballero, Ginesta Guindal y Víctor García León en los restantes.
El Vecino es una comedia sobre una parodia de los superhéroes que bebe directamente de los referentes más clásicos del género -tanto serios como paródicos-. Por supuesto se basa en Superman y su relación con Lois Lane, y en concreto en algunas escenas en la película de Richard Donner de 1978. Pero también están ahí referencias a la serie de los 80 El Gran Héroe Americano, a Deadpool y, por supuesto, a nuestro Superlópez.
Todos estos elementos están encajados de forma que son reconocibles pero a la vez no resulta un pastiche, sino una obra original que tiene claras sus influencias. El Vecino es pues un acercamiento cañí a las parodias de superhéroes.
Y lo cierto es que todo funciona. Por fin nos encontramos con una serie o película española que es realmente divertida. Que un producto de este país consiga hacer reír de forma espontánea al espectador sin hacerle pasar vergüenza ajena es todo un logo que, ya de por sí, la coloca entre lo mejor que se ha hecho en España dentro del género de la comedia.
Además, El Vecino no se queda ahí e introduce una subtrama de denuncia abierta contra la lacra de las casas de apuestas que es muy de agradecer. Esto demuestra el compromiso social de los creadores y que no estamos ante una serie que es una simple comedieta, sino una en la que caben más cosas.
El Vecino se desarrolla en un barrio, con vida de barrio, pero también con problemas de barrio, como es el caso de los jóvenes -y no tan jóvenes- que se dejan el dinero en las ominosas casas de apuestas a las que el gobierno del PP de Mariano Rajoy dio alas, y que afortunadamente ahora está recortando el ministro de Consumo Alberto Garzón.
A todo esto a que sumarle el enfoque feminista que impregna toda la serie y que, no por ser un tema de actualidad, es menos necesario. Es muy fácil caer en el machismo en un producto como este en el que el protagonista es un superhéroe masculino. Sin embargo El Vecino sortea esta situación muy bien y, de hecho, juega con ella para al final salir bastante airoso.
Para entender bien estoy hay que hablar de los personajes protagonistas. Por un lado tenemos a Quim Gutiérrez como nuestro superhéroe Javier, una persona egoísta, manipuladora y un tanto estúpida. Por otro, tenemos a su novia Lola –Clara Lago-, una periodista que se esfuerza por hacer reportajes cada vez más interesantes, en un rol que claramente recuerda al de Lois Lane.
Pero para mí los descubrimientos más interesantes son los actores secundarios Adrián Pino y Catalina Sopelana como José Ramón y Julia respectivamente. Ambos encarnan el papel de el amigo/la amiga fiel del protagonista, como la voz de la conciencia, pero también con su propia trama. Lo cierto es que ambos están estupendos y muy divertidos en sus papeles, superando incluso en interés a los propios protagonistas.
El Vecino es una serie muy divertida y con un ritmo estupendo, con episodios de menos de treinta minutos que es perfecta para un maratón y vérsela entera en un par de sentadas. Nada que ver con otros productos horrendos patrios de inspiración similar como Superlópez con Dani Rovira.
- La denuncia social
- Los actores secundarios