El Escándalo (Bombshell), dirigida por Jay Roach, es una película basada en hechos reales sobre abusos sexuales en los medios de comunicación estadounidenses, en concreto en Fox News. Ha contado con varias nominaciones a los pasados premios Oscar, como mejor actriz (Charlize Theron) y mejor actriz secundaria (Margot Robbie), aunque con poca suerte. Tampoco es que los merecieran.
La película se basa en el libro del periodista Gabriel Sherman The Loudest Voice in the Room, que también ha inspirado la serie de Showtime del mismo título protagonizada por Russell Crowe. En él se cuenta la historia reciente de las periodistas que sufrieron acoso sexual por parte del todopoderoso productor de la Fox Roger Alies (John Lithgow), y cómo consiguieron hacerle caer.
Aunque esta sinopsis parezca un spoiler en toda regla, no lo es. Son hechos más que conocidos en Estados Unidos, y los creadores de El Escándalo contaban con que su público objetivo los conocía de sobra. Para el público de otros países quizá sí sea una historia desconocida, pero eso resulta irrelevante, porque es igual de previsible que si la conocieras de antemano.
Por lo tanto la fuerza o el interés del relato de El Escándalo debe residir en otra parte. Y esa es el discurso reivindicativo y la denuncia del acoso y el machismo que sufren las mujeres. Esta película se centra en un caso concreto, pero desde el principio somos conscientes de que retrata una situación generalizada, y por ello es tan necesario hacer este tipo de films.
El otro punto fuerte es el trío de actrices que la protagonizan. Charlize Theron, que también actúa como productora, en el papel de la periodista Megyn Kelly; una Nicole Kidman de porcelana como Gretchen Carlson; y una como siempre estupenda Margot Robbie como Kayla Pospisil, el único personaje ficticio por necesidades dramáticas.
Theron hace un buen papel, aunque no entiendo su nominación al Oscar. Sin duda la mejor es Robbie, en un papel más contenido y mucho menos histriónico que en su reciente -esta misma semana- encarnación de Harley Quinn. No me cansaré de decir que Margot Robbie es una de las mejores actrices del momento y que se merece mejores papeles donde lucirse como ya hizo en Yo, Tonya.
El problema de El Escándalo es que el relato resulta rutinario. Una historia de este calado y con este elenco protagonista se merecía una realización con más garra, menos fría. La producción es notable en cuanto a recursos, pero nunca perdemos la sensación de estar viendo una tv movie, aunque sea de primera clase.
A pesar de eso, El Escándalo está narrado con cierto pulso y nunca se hace pesada, al contrario, consigue enganchar al espectador a pesar de lo previsible del relato. Su ajustada duración de poco más de cien minutos también ayuda a que nunca resulte excesiva.
Lo mejor de El Escándalo es el mensaje final, la moraleja que subyace tras el relato basado en hechos reales: el movimiento feminista -en la forma que sea- ha venido para quedarse y está cambiando algunas cosas; pero otras siguen exactamente igual que estaban a pesar de las apariencias.
- El ritmo con el que está narrada
- Huele a TV movie