Creed: reinicio de la saga de Rocky por la pasta
Creed: La Leyenda de Rocky es un producto cuyo único fin es hacer taquilla, presente y futura. Efectivamente se trata no solo de hacer una película más de boxeo, sino de reiniciar la saga de Rocky sin Rocky. Porque Sylvester Stallone no está ya para dar puñetazos. De hecho si ya estaba muy cogido por los pelos su papel en Rocky Balboa (2006), casi diez años después ni te cuento.
Stallone escribió y protagonizó Rocky en 1976, una excelente película del subgénero de boxeo que, aun siguiendo los esquemas básicos del género, marcó la diferencia con todas las anteriores y posteriores y creó un personaje ya mítico en la historia del cine: Rocky Balboa. De hecho Rocky cuenta con tres premios Oscars, incluyendo mejor película y mejor director.
Pero al igual que le ocurrió con Acorralado (First Blood, 1982), la primera entrega de Rambo -bastante interesante también-, todas las virtudes de las películas originales se desvirtuaron y pervirtieron en una serie de secuelas a cuál peor. Especialmente irritante era el ultrapatriotismo yanki y el anticomunismo visceral y propagandístico del que hacían gala en la década de los 80.
En Creed, que si no he contado mal hace la séptima entrega de la saga, se nos cuenta la historia del hijo del campeón de boxeo Apollo Creed -el primero rival y luego amigo de Rocky-. Adonis Creed recurre a Rocky para que le entrene como boxeador, así que por primera vez no lo vemos como protagonista combatiendo, sino como entrenador. La excusa perfecta para dar el relevo, producir más películas de la marca Rocky sin Rocky y seguir haciendo caja.
Creed gustará a los fans del subgénero, pero cinematográficamente para mí tiene poco interés o ninguno. Es una cinta más de boxeo de las que ha habido cientos y habrá otras tantas más -e iguales- en el futuro. Sigue a la perfección el esquema básico del aspirante, el rival, el entrenador y la chica florero. La originalidad que tenía el primer Rocky se quedó en esa película.
En cuanto a la producción sí que tengo que decir que está cuidada, aunque con un guion tan pobre poco más se podía hacer. A destacar cómo está rodado el primer combate que se da en Creed, que es una de las escenas más impresionantes que he visto en mucho tiempo. Toda la pelea está rodada en un solo plano secuencia espectacular de más de tres minutos, con unas coreografías y unos movimientos de cámara complicadísimos, y todo resuelto a la perfección. Me quito el sombrero. Solo por esa escena merece la pena la película.
En cuanto a Sylvester Stallone lo vemos, creo que por primera vez, en un papel más dramático que de acción o cómico al interpretar a un ex boxeador envejecido y venido a menos. Su interpretación como entrenador del hijo de Apollo Creed no es nada del otro mundo. Sin embargo se llevó el Globo de Oro al mejor actor de reparto y está nominado al Oscar en la misma categoría. Desde luego no se lo merece, pero seguramente se lo lleve, más como reconocimiento por haber creado al mítico personaje que por otra cosa. El resto de interpretaciones no merecen ni mencionarse.
Hay que destacar la ausencia de la mítica banda sonora Bill Conti y el tema de Rocky «Gonna Fly Now«. Es aquí cuando nos damos cuenta de la importancia que la música tiene para conmover y para volver épicas escenas que, de otra forma, serían vulgares. Creed no usa el mítico tema porque, claro, el protagonista es otro, y eso se nota quedando el conjunto mucho más deslucido, si cabe.
Lo dicho, solo para fans del subgénero. Yo la he visto para comprobar si Stallone de verdad se merece el Oscar o no. Vosotros no perdáis el tiempo.
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