The Florida Project, buen cine de contrastes
The Florida Project es una cinta de cine independiente norteamericano que ha venido precedida por muy buenas críticas. Sin embargo ha pasado un poco sin pena ni gloria por los cines. Tampoco ha sido nominada a los Oscars, más que en una escuálida nominación a Willem Dafoe a mejor actor de reparto. Y ni siquiera es lo mejor de la película. En fin, supongo que todo es consecuencia de meterse con quien se mete, aunque sea de forma muy tangencial.
The Florida Project transcurre, como su propio nombre indica, en Florida. En concreto en un motel cutre llamado Magic Castle. El pomposo nombre responde a la proximidad de su ubicación con Disney World. Aunque casi no se muestra, el famoso parque de atracciones es una presencia constante como telón de fondo.
El meollo de la película es evidente: el gran contraste que existe entre las vidas de las familias pobres de la zona -los losers-, y el mundo de fantasía y lujo que se despliega a tan solo unos cientos de metros de ellos.
Más allá de eso The Florida Project nos relata el día a día de las personas humildes y las familias desestructuradas que viven en ese tipo de moteles y en esas condiciones. Y lo hace a través de la mirada de los niños. En concreto de la de Moonee (Brooklynn Prince), una niña de seis años que vive libre y salvaje en esa selva de apartamentos.
Seguimos a la niña en sus travesuras y eso nos sirve para ir conociendo el entorno y a sus habitantes. Desde el encargado del motel Bobby (Willem Dafoe) hasta la propia madre de la niña Halley (Bria Vinaite). Pasando por toda la fauna de personas que viven hacinados en esos apartamentuchos, así como algún que otro despistado turista que acaba en un motel que no esperaba y se topa de frente con la miseria, una imagen que no es precisamente la que querrían llevarse de su viaje a Disney World.
Al final la historia de The Florida Project es la de Moonee y su madre. Sin embargo la película en sus dos primeros tercios se alarga tanto en mostrarnos el entorno y sus personajes, en una larga sucesión de episodios, que la trama avanza muy lentamente. Esto cumple seguramente el objetivo del director y guionista Sean Baker de sumergirnos en el contexto, pero es inevitable que el público se pregunte si la película va a alguna parte.
Al final los acontecimientos se precipitan y la película remonta demostrando que sí que tiene sentido y haciendo que toda la larga introducción merezca la pena. Aunque eso sí, realmente todo se trata de una pequeña anécdota en el marco del consabido contraste entre pobres y ricos. También tengo que decir que todo muy bien resuelto, en mi opinión.
The Florida Project no es un drama, al contrario, es divertida en un sentido tragicómico. Es inevitable no sonreír con algunas de las travesuras de los niños. Pero también con algunas de las situaciones por las que pasan sus mayores, que en algunos casos no son mucho más responsables que los chavales.
Lo mejor de lejos de The Florida Project es la actuación de la niña Brooklynn Prince. No es solo que sea la protagonista, es que está espectacular. Supongo que por su edad no puede ser nominada a premios, pero si lo fuera se merecería unos cuantos de los más grandes. Bria Vinaite como su madre también hace un gran trabajo. Me extraña no verla optar a algún premio, porque realiza una muy buena interpretación.
Quien sí se ha llevado muchas nominaciones a actor secundario por The Florida Project es Willem Dafoe. Será lo que tiene ser hombre y un actor consolidado. La verdad es que está correcto y poco más. A ver, me declaro fan absoluto de Dafoe, no cabe duda de su calidad como actor; pero este tampoco es la mejor interpretación de su carrera, aceptémoslo.
El director Sean Baker hace un muy buen trabajo a la hora de construir y narrarnos la historia contenida en The Florida Project. Más allá del mencionado hecho de que en algún momento uno se pregunta sobre hacia dónde va la película, lo cierto es que tiene un buen ritmo y pulso narrativo. Si podéis no dejéis de verla.
