Spotlight: cine clásico sobre el periodismo de verdad
Spotlight es una de las candidatas favoritas a los premios Oscars de este año, nominada a seis estatuillas entre ellas Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion Original. Se trata de una película clásica de periodistas, que nos puede recordar otras del género como Todos Los Hombres del Presidente (1976) o Detrás De La Noticia (1994) -esta también con Michael Keaton-; o algunas más recientes como Buenas Noches y Buena Suerte (2005), la obra maestra que es Zodiac (2007) -también con Mark Ruffalo- o la última temporada de la serie The Wire.
Spotlight tiene bastantes similitudes con La Gran Apuesta, otra de las nominadas y favoritas para los Oscars y de la que ya hablé aquí. Ambas se basan en hechos reales ocurridos en la pasada década, tienen una estructura similar en la que se empieza tirando de un hilo para acabar dando con una madeja de lo más enmarañada, ambas destapan la corrupción y la hipocresía de dos grandes instituciones -Wall Street en el caso de La Gran Apuesta y la Iglesia Católica en el caso de Spotlight-, y en ambos casos sabemos lo que va a pasar y conocemos el final.
Sin embargo hasta aquí las similitudes entre estas dos películas. Porque mientras que La Gran Apuesta está enfocada más bien como un docudrama, con un contenido bastante denso que intentan compensar con un montaje rápido, muchos efectos videocliperos y sentido del humor; en Spotlight se apuesta por todo lo contrario: por contar una historia. Ni más, ni menos.
El director Thomas McCarthy nos trae en Spotlight una película de corte clásico y sobrio. No hay efectismo ni melodrama en ningún momento de la cinta, y eso que el tema -la pederastia institucionalizada en la Iglesia Católica- daba pie para caer fácilmente en ello. Sin trucos ni trampas nos relata el trabajo periodístico de la sección del Boston Globe que destapó en 2002 cientos de casos de pederastia en curas y que la Iglesia Católica había estado encubriendo.
A pesar de la crudeza de los hechos que se relatan, Spotlight en realidad, como he apuntado antes, es una película más sobre el periodismo que sobre la pederastia. El film se centra en el trabajo del equipo de periodistas encarnado por un reparto coral de actores de primera entre los que destaca Mark Ruffalo -merecidamente nominado en la categoría de Mejor Actor de Reparto-. Rachel McAdams está correcta pero en mi opinión lejos de ganar la estatuilla a Mejor Actriz de Reparto, para la que también está nominada. Mención especial para Michael Keaton, que no solo hace un gran trabajo, sino que parece que está remontando su carrera gracias a películas como esta o Birdman (2014), de lo cual me alegro mucho, porque siempre me ha gustado como actor.
El tono clásico de Spotlight es mucho más de mi gusto que todo el artificio de películas como La Gran Apuesta. Sin embargo también tengo que decir que no acabo de entender tanto revuelo para que se esté hablando de ella como una favorita a llevarse el Oscar a mejor película. Es buena, sí; el guion es preciso, el ritmo no decae en ningún momento y los actores hacen un gran trabajo, pero tampoco es una obra maestra que destaque y vaya a permanecer en la historia del cine. Quizá su punto fuerte, la honestidad con la que está contada, sea a la vez su punto débil, ya que no llega a emocionar y no le da al espectador el giro dramático que quizá está esperando.
No quiero terminar sin hablar de la banda sonora, que me encantó y me llamó la atención literalmente desde el minuto uno. He estado escuchando la partitura de Howard Shore mientras escribía este post y solo puedo reafirmarme en la calidad musical con sus bellas melodías y acertados contrapuntos disonantes. Basada en el piano, le va como anillo al dedo al tono y a la sobriedad de la película para la que está hecha. No me explico cómo no está nominada los Oscars a Mejor Banda Sonora. Pero bueno, los Oscars ya sabemos cómo son, y este año vienen flojillos.
Follow @robertolpzdmz
Pingback: Bitacoras.com