Una de las apuestas más fuertes de Netflix para este verano dentro de sus series originales ha sido Ozark. La primera temporada deja muy buen sabor de boca y ganas de más. Aunque ya empezamos a acostumbrarnos a la idea de que Netflix no siempre acierta, aquí tenemos el ejemplo de que siguen apostando por la calidad.
Ozark nos cuenta de la historia de Marty Byrde (Jason Bateman), un hombre que se dedica a las finanzas y, entre otras cosas, a blanquear dinero de la droga. Cuando las cosas se complican se ve obligado a escapar junto a toda su familia a Los Ozark, una región montañosa repleta de ríos y lagos. Marty debe blanquear allí grandes cantidades de dinero bajo amenaza de muerte.
La premisa, sin entrar en detalles para no hacerle spoilers a nadie, es bastante poco creíble, todo hay que decirlo. Pero si la aceptamos como buenos espectadores de mente abierta nos adentramos en un relato muy gratificante y que engancha.
Los personajes entran en una espiral de problemas cuyas soluciones llevan a problemas aún mayores y así hasta el infinito. Algo que no deja de recordarme de alguna manera a la estupenda Breaking Bad. Ozark, de momento, no es tan buena, pero va en esa línea.
El desarrollo de la trama es lento, pero el ritmo es impecable. Es de esas series que te puedes ver la temporada del tirón, de las que siempre tienes ganas de más. Todo está muy bien hilvanado en Ozark.
Los actores y actrices hacen muy buenas interpretaciones. En especial la pareja protagonista formada por Jason Bateman y Laura Linney. Aunque también merece una mención especial Julia Garner en su papel de Ruth Langmore.
Sin embargo lo más interesante es la evolución personal de los personajes a lo largo de los episodios. Todos ellos se enfrentan a una situación nueva: ya sea la familia que porque desplaza o los habitantes de Los Ozark porque sus vidas se ven alteradas por la llegada de los Byrde. Hay mucho interés por el desarrollo de los personajes, incluso de los secundarios, y eso es poco habitual y de agradecer.
Por lo demás la producción es impecable. Destaca la fotografía, no solo por ensalzar los estupendos paisajes naturales de Los Ozark, sino por dotar al conjunto de una iluminación fría muy acorde con el tono y el ritmo de la serie. Además tiene una banda sonora muy cuidada. Con la elección de Radiohead para acompañar la llegada de los Byrde a los Ozark a mí me ganaron totalmente.
Ozark ha comenzado con una primera temporada excelente que promete mucho. Si mantiene el nivel o, mejor, si se desmelena en la siguiente o siguientes, bien podríamos estar hablando de una serie que se acercara al nivel de lo que fue Breaking Bad.