La segunda temporada de Ozark mantiene el nivel (más o menos)
El pasado viernes 31 de agosto se publicó en Netflix la segunda temporada de Ozark, la que el año pasado fue una de las mejores propuestas de la cadena de vídeo bajo demanda. A mí el verano anterior me entusiasmó, así que he corrido a ver esta segunda temporada del tirón y voy a aprovechar para comentaros mis impresiones.
Tras la primera temporada me preguntaba: ¿Es Ozark el nuevo Breaking Bad? Y es que la trama de Marty Byrde, este contable que se dedica a blanquear dinero de la droga y que va de mal en peor, recordaba un poco a aquella serie, tanto por lo exagerado del argumento como por su calidad en general.
Tras ver la segunda temporada de Ozark tengo que decir que la respuesta a aquella pregunta es no. Ozark toma otro camino, para bien o para mal. En estos nuevos capítulos comprobamos que los guionistas se han tomado con mucha más calma, si cabe, el desarrollo de la acción. Siguen pasando muchas cosas, algunas de ellas completamente inesperadas, pero me ha parecido que todo se desarrolla con menos tensión dramática en conjunto.
En cualquier caso el ritmo no decae y la temporada se ve de un tirón, como esperamos de las series de este tipo -y algo cada vez menos habitual en Netflix-.
Como en la primera temporada lo más destacable de Ozark es su empeño en desarrollar y profundizar en los personajes. Esta vez adquiere mucho más protagonismo el rol de Wendy Byrde -la esposa de Marty- interpretada por Laura Linney. De hecho Marty (Jason Bateman) casi acaba pasando a un segundo plano. De todas formas tengo que insistir que mi personaje favorito de la series es el de Ruth, con una estupenda interpretación por parte de Julia Garner.
La segunda temporada de Ozark mantiene la calidad, no solo de las interpretaciones, sino también de la producción y en concreto del apartado visual. Aunque tengo que decir que la fotografía en tonos tan, tan fríos esta vez se me ha hecho un tanto exagerada. Igual es culpa de la calibración de mi televisión, pero yo algunas veces veía a las actrices y a los actores azules, casi como si fueran pitufos o una película de James Cameron.
Insisto en que la fotografía está muy bien, muy por encima de la media con planos espectaculares; pero también hay que saber controlarse. Muchas veces menos es más, y exagerar tanto el uso de los colores fríos en este caso acaba distrayendo más que otra cosa.
La conclusión es que esta segunda temporada, si bien carece de la novedad de la anterior, es una digna segunda parte que abre el abanico de lo que pueda suceder en el futuro.
Ozark sigue siendo una serie estupenda. De lo mejor que está sacando Netflix -donde la calidad cada vez escasea más-. Si os gustó la primera temporada no dudéis en ver esta segunda. Y si aún no la habéis visto, ¿a qué esperáis?
- Las interpretaciones
- Uso abusivo del los colores fríos