Kleo es una serie alemana que se estrenó en Netflix a finales del pasado mes de agosto y que ha resultado ser una grata sorpresa entre las producciones europeas. No es habitual encontrar propuestas que diviertan y sorprendan y que estén realizadas con tanta soltura. Vamos a ver por qué.
Kleo es el nombre de nuestra protagonista, la cual es una agente secreta de la Stasi en la RDA de finales de los 80 del siglo pasado. Tras realizar una operación en la Alemania Occidental, es traicionada por los suyos y encerrada en la cárcel. Tras la caída del Muro de Berlín es liberada gracias a la amnistía y emprende un camino de venganza hasta dar con los responsables de su situación y el porqué de la misma.
Todo ello en un momento histórico en ese claroscuro gramsciano donde lo viejo aún no ha acabado de morir, ni lo nuevo de nacer. Kleo asiste estupefacta a la nueva situación política de su país, al desmoronamiento de los valores en los que cree y al dramático desmantelamiento del estado socialista en favor del nuevo capitalismo salvaje.
Con estas premisas podría parecer que Kleo es un drama de acción y venganza. Y sí, lo es. Pero sobre todo se trata de una comedia negra llena de un sentido del humor muy bien medido y que impregna todas las situaciones, desde las más dramáticas hasta las más esperpénticas. Y es que la serie alemana está llena de escenas tan llamativas como surrealistas y de personajes excéntricos y patéticos que hacen de ella algo bastante único.
Lo mejor de Kleo es sin duda su actriz protagonista, Jella Haase, la cual hace una interpretación maravillosa de esta exagente de la Stasi y asesina, fiel al ideario socialista y a la vez totalmente desquiciada. La acompañan Dimitrij Schaad como el patético policía de la RFA que la persigue, o Julius Feldmeier como el okupa el oeste amante de la música tecno que se ha quedado su casa.
Y en detalles como este último es donde podemos ver el otro puno fuerte de Kleo. Cómo los creadores aprovechan para narrarnos un periodo de la historia de Alemania desde el punto de vista de por lo que pasó la gente de la RDA que vio cómo se desmantelaba todo lo que tenían. Algo que ha tratado en pocas ocasiones, entre las que se encuentra, por supuesto, la estupenda Good Bye, Lenin! (Wolfgang Becker, 2003). Aquí lo hacen siempre desde el sentido del humor y la ironía, pero, más allá de las hipérboles con fines cómicos, no deja de reflejar con bastante acierto aquel momento histórico de la Alemania Oriental.
Kleo es, con todo eso, además una serie con un ritmo fluido, que resulta muy divertida e interesante de ver. Algo que al fin y al cabo es lo que le pedimos a las películas y series: que nos entretengas. Lo demás son añadidos que completan la experiencias y que son más que bienvenidos.
Por cierto, mención especial a la selección de canciones de la banda sonora con un curioso toque español.
No os la perdáis.
- Jella Haase
- El enfoque histórico
