Irrational Man: Woody Allen sin chispa y sin ideas
Woody Allen está mayor. Esto es así. Hace años que no realiza una película de nivel. Concretamente desde El Sueño de Casandra en 2007. Tras la cual solo hay un par que se medio salvan (Si la Cosa Funciona y Midnight in Paris), aunque están muy lejos de sus grandes obras; otras que son auténticos desastres (Vicky Cristina Barcelona); y la mayoría sencillamente son olvidables, bobas y mediocres (Conocerás al Hombre de tus Sueños, A Roma con Amor, Blue Jazmine, Magia a la Luz de la Luna).
Irrational Man se encuentra entre estas últimas. Como ya preveía en el post en el que hablé de las películas que nos vienen este otoño, efectivamente la nueva propuesta de Woody Allen se trata de un refrito de ideas varias veces vistas antes en su cine, pero ejecutadas con mucho peor tino.
El cine de autor tiene unas características propias. Es normal encontrar en este tipo de cine temas recurrentes y la expresión reiterada de una u otra forma de las obsesiones del autor. Allen no solo no escapa a esto, sino que de hecho es paradigmático. Su cine se basa en las inseguridades de la clase alta, en Nueva York, el psicoanálisis, las relaciones de pareja burguesa, el cine y, a veces, el crimen. El problema viene cuando hace tiempo que Woody ha perdido la inspiración para tratar estos temas desde distintas perspectivas y lo que hace es directamente copiarse a sí mismo.
En Irrational Man nos encontramos con otra vuelta de tuerca a su interpretación de tema del delito y la culpa basado en Crimen y Castigo de Dostoyevski. Algo que ya hizo magistralmente en Delitos y Faltas, y que posteriormente reinterpretó también con gran acierto en Match Point y El Sueño de Casandra. Sin embargo Irrational Man no aporta nada nuevo a esta idea, y se queda en ser una mezcla y reiteración de la ideas ya expuestas en estos films.
Por supuesto nos presenta las relaciones sentimentales de sus protagonistas, como es habitual en su cine. Sin embargo lo hace sin profundidad ninguna, copiando clichés ya vistos, como la relación profesor-alumna; o con reflexiones filosóficas de tres al cuarto -con lo que tú has sido Woody-. Y todo con un ritmo y una falta de pulso que hace que la película llegue a ser aburrida y lo peor, una vez planteado el tema principal -momento que, por cierto, tarda demasiado en llegar-, previsible .
Otro problema es el abuso de la voz en off. Un recurso que a mí en general no me gusta nada, pero no soy un fundamentalista: si está bien hecho y viene a cuento puede quedar muy bien. Woody Allen suele usarla -sobre todo en los últimos tiempos-, pero en este caso es omnipresente, en varios personajes, y su función es darte todo el argumento mascado, sin dejar lugar a la insinuación o al suspense.
Por otro lado hay un gran error en la elección del tema musical. También omnipresente, machacón y cansino. Con un toque humorístico que pega bien en una película tipo La Maldición del Escorpión de Jade, pero que pega poco o nada en este caso. No entendía muy bien qué quería decir el director cuando ponía esta sintonía en mitad de escenas dramáticas, despistando al espectador que no sabe si esperar un chiste o qué.
Entre todo este desaguisado encontramos a dos grandes actores como son Joaquin Phoenix y Emma Stone haciendo todo lo posible por salir airosos. Y la verdad es que lo consiguen. Ellos son lo mejor de la película. Aunque por desgracia no evitan el naufragio.
No son malas ideas las que hay en Irrational Mal. Si no las hubiésemos visto ya antes y no estuvieran rodadas con esa desgana podría haber resultado una gran película. Pero no es el caso. Si os interesa cómo ve Woody Allen el tema del crimen y el castigo os recomiendo mejor ver Match Point, El Sueño de Casandra y, sobre todo, la obra maestra que es Delitos y Faltas.
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