En junio HBO estrenó una de sus más fuertes apuesta para el verano: Euphoria. Se trata de una serie de temática adolescente dirigida a precisamente a ese público y que hará las delicias del mismo. La serie ha venido precedida de cierta polémica por su contenido explícito en cuanto a drogas y sexo. Lo cierto es que no es para tanto en ese aspecto y queda lejos de la pionera Skins (2007-2013).
La trama de Euphoria gira en torno a Rue (Zendaya), una adolescente adicta a las drogas que vuelve de rehabilitación para comenzar un nuevo curso escolar. En ese momento conoce a Jules (Hunter Schafer), una chica transgénero de la que se hace íntima amiga. A partir de la relación entre ambas se va abriendo el abanico de personajes hacia el típico mundo estudiantil adolescente, con sus amores, sus fiestas, la droga, el sexo, etc. En definitiva, un tópico detrás de otro.
Lo cierto es que Euphoria al final da mucho menos de lo que promete. Pretende ser un relato original y transgresor retratando a los adolescentes estadounidenses, pero se queda a medio camino de nada. Las situaciones que se plantean al inicio de la temporada resultan interesantes, pero según avanza la serie estas se desmoronan convirtiéndose en la típica historia de adolescente mil veces vista antes.
En lo que Euphoria sí triunfa es en actualizar todos estos temas a la época actual con Internet, las redes sociales y los móviles. No solo porque todas estas tecnologías estén presentes, sino porque sabe retratar el uso que la Generación Z hace de ellas. Esa generación que no ha tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías, sino que ha nacido con ellas, y por lo tanto forman parte de su vida de forma natural, para lo bueno y para lo malo.
Hay personajes interesantes en Euphoria, pero son los menos. La mayoría resultan forzados y poco creíbles. Desde Rue, la protagonista, hasta Kat (Barbie Ferreira) «la gordita del grupo»; pasando por la pareja formada por Maddy (Alexa Demie) y Nate (Jacob Elordi). Por el contrario el personaje más interesante de lejos es el de Jules, encarnado por Hunter Schafer. A pesar de ser a priori el más llamativo, es en cambio el más creíble y auténtico de todos. Quizá el hecho de que esté interpretado por una actriz transgénero ayude mucho a dotar a dicho rol de verosimilitud.
En el apartado técnico Euphoria es espectacular. Se nota que HBO ha puesto toda la carne en el asador para esta serie. Cuenta con una fotografía muy cuidada y una escenografía y vestuario de mucha calidad.
Creada y dirigida por Sam Levinson, este muestra un uso de la cámara muy adecuado para lo que está narrando. Por desgracia, la fuerza visual que desata en los primeros episodios se va diluyendo conforme avanzan los capítulos. Hasta el punto de que al final acaba saturando. El último episodio es sencillamente insufrible e interminable. Uno respira aliviado cuando por fin acaba la temporada.
Puede que al público objetivo al que está dirigido la serie le encante. Quizá porque sepa retratar sus problemas y refleja bien su contexto social, quizá porque al ser más jóvenes sean menos exigentes y no reparen en que lo que aquí se cuenta ya se ha contado antes para otras generaciones igualmente.
En mi caso me ha dejado frío. Mucha parafernalia para acabar cayendo en los mismos tópicos de siempre.
- La voz en off