La película del mes y una de las del año -por lo menos en lo que llevamos de 2017- es sin duda Crudo. Se trata de una coproducción franco-belga dirigida por Julia Ducournau que viene precedida por algo de polémica ya que, en principio, ha sido clasificada como una cinta de terror gore y se habla de que incluso causó desmayos en el festival de Toronto. Os digo ya que no es para tanto. Todo este revuelo parece más bien fruto de una campaña de márquetin orientada a la provocación.
Crudo no va de sustos o asco -aunque alguna escena tiene-, sino de otra cosa. Trata de autoconocimiento y de crecimiento personal. Del recorrido de una adolescente hacia la madurez, su despertar sexual y su relación con el entorno y su familia hasta encontrarse a sí misma y buscar su lugar en el mundo.
Cierto que el tema no es muy original y ha sido tratado cientos de veces antes. De hecho Crudo es una mezcla entre Teen Wolf (De pelo en pecho) (1985) -sí, la de Michael J. Fox- y la más reciente Stoker (2013) de Park Chan-wook, esta última una gran película que trata el mismo tema que Crudo de una forma muy similar.
Pero el hecho de hacerlo en el marco de una película de género de terror abre para la directora un mundo de posibilidades para abordarlo con originalidad y valentía, creando algo nuevo y pudiendo así aprovechar para lanzar cantidad de puyas a diestro y siniestro. Como por ejemplo el tema de la crueldad de las novatadas, donde las personas se comportan como animales y los novatos -que son retratados como ganado en una escena genial- se ven obligados a elegir entre afrontar su edad adulta o huir de ella; o la estupenda escena de la depilación.
El hecho de que la directora sea mujer -algo minoritario en el mundo del cine que esperemos que cambie- se nota aportando un punto de vista fresco y feminista en cuanto a la psicología de la protagonista y a las situaciones por las que pasa.
El tema de la carne es la metáfora que hila todo el discurso. Crudo nos cuenta la historia de una joven vegetariana -como toda su familia- que cuando va a la universidad a estudiar veterinaria es obligada a comer carne cruda, y desde ese momento comienza a sentir un apetito voraz por la misma.
Todo está pensado en Crudo, y el hecho de que la facultad sea la de veterinaria no es casual. Una carrera que es una completa contradicción. Por un lado se trata de curar a los animales, pero la realidad es que el trato que reciben no es precisamente agradable. La directora se encarga de mostrarnos esto de una forma visual tan excelente como impactante. No hace falta explicarlo con palabras -cómo se nota que la película no es norteamericana o española-; basta con mostrarnos a un caballo atado corriendo en una cinta o a una vaca atada a una mesa en un aula.
Y es que Crudo visual y sonoramente es espectacular. Cada detalle está muy cuidado hasta el punto de ofrecernos escenas memorables, como por ejemplo la de la protagonista bajo las sábanas de su cama, o las de las fiestas de la facultad. Todo acompañado de un sonido que contribuye fundamentalmente a potenciar la intención de las imágenes.
En Crudo estamos viendo gran cine, no cabe duda. Pero por si alguien se despista también encontramos varios homenajes a clásicos como Carrie (1976) de Brian De Palma; o a La Naranja Mecánica (1971) de Stanley Kubrick en un plano maravilloso de la protagonista en una de las fiestas.
Toda la película gira entorno a la protagonista encarnada por la joven actriz francesa Garance Marillier. Decir que se come la pantalla es quedarse corto. Su interpretación es impactante, realmente excelente, con momentos espectaculares. Sin duda habrá que seguir la carrera de esta actriz de cerca.
El trabajo en la dirección de Julia Ducournau, que también firma el guion, es metódico, cuidando cada detalle argumental y visual, un relato que es una gran metáfora que contiene diferentes lecturas muy satisfactorias y que te deja con ganas de verla otra vez para sacarle más punta.
Crudo es el primer largometraje de Ducournau, y nadie lo diría. El resultado es realmente excelente para alguien con una trayectoria tan corta. Quizá lo único que le ha faltado a Crudo para ser una obra maestra es haber creído más en sí misma, en su potencialidad, para hacer un producto más redondo y más épico. Pero esto es por ponerme puntilloso. Porque la película es excelente.
Id a verla ya.