Ayer vi en el cine «El Hombre de las Mil Caras«, la última película de Alberto Rodríguez. Tenía ganas de ver la nueva propuesta del director español tras «La Isla Mínima», una de las mejores películas que se han hecho en este país, para ver si estaba a la altura. Y bueno, os adelanto ya que no es el caso. Vamos a ver por qué.
«El hombre de las Mil Caras» relata la historia, más o menos conocida ya por muchos, de la huida de Luis Roldán a mediados de los años 90, de su periplo por el mundo y su entrega -o captura- al final. Pero todo se centra en el papel que jugó en esta trama Francisco Paesa, a quien se refiere el título de la película con el hombre de las mil caras.
Paesa encarnaba lo más sucio de las cloacas del Estado del PSOE de Felipe González. Hacía el trabajo sucio para el Ministerio del Interior, asociado con los GAL, aunque por lo que se le recordará será por este episodio con Roldán del que fue pieza clave. No voy a entrar en los detalles de la historia -por otra parte de sobra conocida- para no hacer spoilers a quienes no la sepan en detalle y quieran verlo en la película.
La trama da de sobra para una intriga de cine negro y de espías. Pero no es menos cierto que precisamente lo conocido de la misma le resta sorpresa y el basado-en-hechos-reales lastra el ritmo de la película que no acaba de despegar. «El Hombre de las Mil Caras» se hace un poco larga y el relato constante en voz en off no ayuda precisamente -quienes me conocéis sabéis mi opinión sobre la voz en off-.
Dicho esto tengo que aclarar que «El Hombre de las Mil Caras» no es una mala película, al contrario. Es una muy buena opción para repasar uno -de tantos- de los episodios más oscuros de la historia sociopolítica de España. El film está realizado con tino y se nota el buen pulso de Alberto Rodríguez a la dirección aunque, como he apuntado antes, el empeño de ceñirse a los hechos reales lastre el conjunto.
En cuando a los actores hay que destacar el papel de Eduard Fernández como Francisco Paesa, realmente él es toda la película. Da gusto ver a actores españoles con tanta calidad en papeles perfectos para lucirse. José Coronado también está correcto como «El Piloto«, sin embargo Carlos Santos está regular encarnando a Luis Roldán. Se le ve sobreactuado casi todo el tiempo y la deficiente caracterización no ayuda a darle credibilidad a su personaje.
Por lo demás «El Hombre de las Mil Caras» no destaca en ningún apartado técnico más allá de lo correcto. Una pena teniendo en cuenta que su director viene de haber hecho «La Isla Mínima». Seguiré atentamente la trayectoria de Alberto Rodríguez, pero esta última entrega suya se queda a medio camino después de haber tocado el cielo con la anterior.
En cualquier caso «El Hombre de las Mil Caras» es una muy buena opción para ir al cine esta semana. Especialmente si no se conoce en detalle la historia, porque la realidad supera la ficción en lo que a episodios oscuros se refiere en España. Entonces y ahora. Aunque las películas sobre lo que está pasando hoy las veremos dentro de veinte años.