En las últimas semanas, ya pasada la carrera de los Oscars, le he dedicado tiempo a ver algunas miniseries de Netflix que tenía pendientes. La primera sobre la que voy a hablar es Collateral. Se trata de una producción británica de cuatro capítulos dirigida por S.J. Clarkson y protagonizada por Carey Mulligan.
Collateral es un thriller neonoir que parte del asesinato a tiros de un repartidor de pizzas. Al crimen, en apariencia sin sentido, se suma el hecho de que la víctima es un chico inmigrante. Desentrañar la maraña que hay detrás de todo será el fin de la serie.
Esta premisa permite desarrollar por un lado una trama clásica de investigación policial, pero por otro tratar en paralelo el drama de la inmigración y de los refugiados, tan de actualidad. Es esto último lo mejor de Collateral. O por lo menos lo más interesante, aunque solo sea por el hecho de ponerlo en primer plano, porque lo que es profundizar tampoco es que lo haga.
Al final el argumento de Collateral es de lo más normalito. Pretende ser rebuscado presentándonos a muchos personajes y subtramas para hacernos que nos preguntemos cuál será su encaje final. Pero este acaba resultando bastante convencional y precipitado. Todo el potencial social de la serie se desperdicia y apenas queda perfilado.
Collateral resulta paradójica. Porque por un lado da la sensación de que la propuesta podría dar más de sí, para mucho más que para cuatro capítulos. Sin embargo por otro acaba por hacerse larga en los cuatro episodios de los que consta. Es decir, tiene serios problemas de guion y de ritmo a la hora de ser narrada.
Aunque no todo es malo. De Collateral se puede destacar la interpretación de Carey Mulligan. Es una actriz muy solvente que podemos recordar de secundaria en películas como Drive (Nicolas Winding Refn, 2011), Shame (Steve McQueen, 2011) o A Propósito de Llewyn Davis (2013) de los hermanos Coen, por nombrar solo algunas. Aunque su papel más destacado hasta la fecha ha sido como protagonista de Sufragistas (Sarah Gavron, 2015) y de Lejos del Mundanal Ruido (Thomas Vinterberg, 2015). En Collateral hace lo que puede.
Si os gustan las series policiacas inglesas esta puede ser una buena opción. En especial por su corta duración. Se acaba antes de tener la oportunidad de desesperar al personal. Sin embargo hemos visto otras del estilo mucho mejores como Broadchurch.