Vamos a terceras elecciones

Actualización: Este post lo he escrito antes de que se conocieran las 17 dimisiones en la Ejecutiva del PSOE esta misma tarde. Parece que en el PSOE por medio de un golpe de estado interno se impone directamente la posición de González y Díaz de abstenerse y darle el gobierno a Rajoy directamente sin tapujos. Aunque la vía de las terceras elecciones sigue abierta porque en el momento de escribir este párrafo Sánchez parece que se aferra y no dimite. Veremos.

Vamos a terceras elecciones. Los últimos acontecimientos en el PSOE no llevan a otra conclusión. Ahora en el partido tienen dos opciones básicas:

1. Acordar con Unidos Podemos un pacto. Esto implicaría sin duda aplicar políticas de izquierdas en España. Algo intolerable para el PSOE. La línea roja del PSOE no es el referéndum catalán, no; su línea roja es que bajo ningún concepto están dispuestos a hacer algo de izquierdas.

2. Permitir que gobierne Rajoy. Es su opción favorita. Para eso les basta con abstenerse en la sesión de investidura. Pero claro, eso les pasaría una factura enorme. A nadie se le escaparía que el PP de la corrupción y los recortes seguiría gobernando gracias al PSOE y dejaría a Unidos Podemos como la única alternativa real a la derecha del Partido Popular.

En esta coyuntura el plan de los barones del PSOE es darle el gobierno a Rajoy pero sin que parezca que lo han hecho. Para ello la mejor opción es ir a unas terceras elecciones. De esa manera Rajoy ganaría por amplia mayoría y ya no necesitaría la abstención del PSOE para gobernar. Así el PSOE podrá decir: “no es que nosotros hayamos permitido que gobierne Rajoy, es lo que han decidido los españoles”. Redondo, ¿no?

Pero esto también los llevaría a mirar cara a cara al abismo. Recapitulemos: el PSOE lleva cuatro elecciones –dos generales y dos autonómicas- en caída libre, encadenando una tras otra los peores resultados de su historia. A esto hay que sumarle que son los responsables de que no haya un gobierno de cambio y que desde el 20 de diciembre de año pasado Mariano Rajoy siga de presidente en funciones.  También que la guerra interna dejará al PSOE hecho papilla, con la imagen por los suelos y la credibilidad desaparecida para siembre. Y si además son los responsables de la convocatoria de elecciones por tercera vez, apaga y vámonos.

Así que tampoco es descabellado pensar que son capaces de abstenerse en la investidura de Rajoy para que este gobierne. Aunque eso los hunda y deje a Unidos Podemos como la única alternativa real a la derecha.

Hagamos un pequeño ejercicio hipotético para ver cuál sería, en una situación ideal, el orden de preferencia del PSOE:

1. Gobernar con mayoría absoluta. Así podrían hacer políticas de derechas sin tener que dar muchas explicaciones. Cuando se acercaran los siguientes comicios bastaría con desempolvar la chaqueta de pana y listo, aquí no ha pasado nada.

2. Gobernar en minoría pero en solitario. Este caso se parecía mucho al anterior, solo que tendrían que dar alguna concesión al PP y a Ciudadanos para que les apoyasen puntualmente. Sin ningún problema. Las políticas de estos tres partidos con casi idénticas y el PSOE no tendría inconvenientes para sacar adelante sus propuestas apoyándose alternativamente en uno u otro.

3. Gobernar en coalición con Ciudadanos. Casi calcada a la anterior aunque con más postureo. Algunos gestos de regeneración democrática de cara a la galería para aparentar que Ciudadanos pinta algo. Por lo demás las mismas políticas de derechas que tan a gusto comparten PP, PSOE y Ciudadanos.

4. Que gobierne el PP y Mariano Rajoy. Bueno, si las tres primeras opciones no son posibles por lo menos que gobierne alguien de derechas, que es lo que importa. Estando la derecha en el poder el PSOE está tranquilo. Por lo menos todos los barones, Susana Díaz, Felipe González, Corcuera y demás amigos de Rajoy.

Ya está, para el PSOE no hay más opciones. Acordar un gobierno alternativo con Unidos Podemos para traer un cambio real a este país y hacer políticas sociales y de izquierdas es algo sencillamente inconcebible para el Partido Socialista Obrero Español.

Así que teniendo claro cuáles son las opciones políticas que se prefieren en el PSOE, y lo que realmente permite la actual coyuntura, igual entendemos mejor lo que está pasando. Los barones del PSOE luchan porque gobierne Rajoy, lo que garantiza políticas de derechas y supone también un freno a Unidos Podemos.

Porque esa es otra. En el PSOE esperan que las terceras elecciones, además de aupar al PP, también sirvan para debilitar a Unidos Podemos y así volver a restaurar el statu quo del bipartidismo –ya que se da por hecho que Ciudadanos se hundiría-. Luego, con dos o tres años de legislatura por delante, el PSOE tendría tiempo de recomponerse tranquilamente.

Esta opción también es suicida o, como mínimo, muy arriesgada. Los últimos resultados del PSOE apuntan a un descalabro continuo e imparable. Podría ser que las terceras elecciones supusiesen el hundimiento final del PSOE y su pasokización definitiva. Máxime cuando concurriría a las elecciones con una división interna brutal y con una imagen desgastadísima.

Pinta muy mal para el PSOE, ninguna de las opciones es buena. Y aún así los barones prefieren hundirse con las terceras elecciones o permitiendo con su abtención que gobierne Rajoy antes que ponerse de acuerdo con Unidos Podemos y hacer un gobierno de cambio progresista. Como he dicho al principio, para el PSOE la línea roja son las políticas de izquierda. Que no están dispuestos a realizarlas, digo.

Pero pinta peor para el resto de españoles. Por culpa del PSOE no tendremos un gobierno de cambio; nos veremos abocados a unas terceras elecciones por los intereses particulares del partido de Pedro Sánchez; por el camino las esperanzadoras opciones que apuestan por un cambio real igual salen debilitadas; y Mariano Rajoy –el rey de los ladrones- seguirá en la Moncloa unos cuantos años más.

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