Madre, la continuación del corto de Sorogoyen, tiene miga pero no acaba de cuajar
Rodrigo Sorogoyen ha estrenado esta semana en cines su película Madre, la cual es secuela del corto de mismo nombre que realizó en 2017 y que llegó a estar nominado a mejor cortometraje de ficción en los Oscars. Hacer una continuación de un corto de tanto éxito era algo arriesgado, vamos a ver si Sorogoyen sale airoso o no del intento.
Lo primero que hay que aclarar si todavía no habéis visto Madre, es que la película incluye el corto íntegro, con el cual comienza el relato. Así que no os molestéis en buscar el corto antes, porque ya está en la película.
En él se relata la angustia de una madre que habla con su hijo de seis años por teléfono. El niño está solo y perdido en una playa de Francia y no cuenta con referencias para localizarlo. El corto de Madre tiene dos puntos fuertes. El primero la creciente intensidad encarnada por la interpretación de la murciana Marta Nieto.
El segundo el aspecto técnico, ya que está rodado en un solo plano secuencia mientras la cámara sigue durante quince minutos a la protagonista por todas las estancias del piso, con todo lo que eso implica de iluminación, enfoque y encuadres. Y también lo que implica para la actuación, ya que todo se tiene que hacer del tirón sin errores. En un plano secuencia cualquier fallo significa parar y empezar todo de cero.
De esta premisa parte Madre -la película-, que se sitúa diez años después de los hechos relatados en el corto. Elena-la madre- se ha trasladado, supuestamente, a la playa de francia donde desapareció su hijo. Allí lleva una vida como camarera. En un momento dado entabla una extraña relación con un muchacho de la edad que tendría su hijo en ese momento.
Lo primero que notamos en Madre es que el tono ha cambiado completamente del corto al largo. Es normal, son formatos distintos. Pero el cambio es muy brusco. Se nota en especial porque la película comienza con el corto. Del ritmo intenso y frenético de uno pasamos a un relato pausado, y a veces reiterativo de la otra. Parecen dos cosas distintas sin nada que las una, más allá del personaje protagonista.
Esto no es del todo así, porque lo que enlaza ambos relatos es un juego morboso que el director se trae con el público sobre lo que realmente está pasando por la cabeza de Elena. En este sentido Madre resulta un tanto tramposa y da la sensación de que Sorogoyen no sabe bien hacia dónde va. Aunque yo creo que sí lo sabe, pero no acaba de conseguir un relato lo suficientemente sólido como para que resulte verosímil y nos convenza.
Rodrigo Sorogoyen es sin duda uno de los mejores directores de cine español que hay en la actualidad. En sus últimas películas se había centrado en el thriller, como el caso de Que Dios nos Perdone (2016) o El Reino (2018). Pero a mí Madre me recuerda en lo retorcido al Sorogoyen de la estupenda Stockholm (2013), su ópera prima como director de largos en solitario.
Sin embargo, lejos de aquella, Madre resulta lenta y dispersa. Es algo tramposa y le sobra ambigüedad. Llegados a un punto el director y guionista debería haber definido más lo que estaba pasando, porque tanta confusión lo único que consigue es lastrar la película. Sin eso las múltiples situaciones absurdas se quedan en solo eso: situaciones absurdas.
Si por algo no se derrumba Madre es por la interpretación de Marta Nieto quien, en un registro muy distinto al del corto, otorga al personaje de un carácter fuerte que lo dice casi todo con las miradas. Lo sobrelleva bastante bien teniendo en cuenta que tiene que defender un rol complicado a veces difícil de entender.
Madre es una continuación del corto que no sé si era necesaria. Sorogoyen ha intentado hacer una película retorcida y no le ha salido del todo bien. En realidad es reiterativa, dispersa y a ratos absurda. Le habría quedado mejor si hubiera sido más explícito en su discurso y no jugase tanto con la ambigüedad. (De esto hablo ahora en la sección de SPOILERS)
OJO: a partir de aquí SPOILERS. (Pincha para desplegar)Madre es una película tan ambigua y algo tramposa que resulta difícil aventurar de qué trata. Por lo menos da que hablar, lo cual parece que es claramente la intención del director. Aún así yo voy a lanzarme a dar mi opinión sobre de qué va.
Durante toda la película el director juega con la relación entre Elena y Jean (Jules Porier), el adolescente que conoce en la playa. Lo obvio es que ella ve en él el recuerdo de su hijo perdido, que ahora tendría más o menos la misma edad. Pero lo cierto es que al final es tan sencillo como que ella se siente atraída por el chaval. Así de simple. Elena seguramente también tenga sus dudas sobre si lo que siente es porque le recuerda a su hijo o no. Pero al final, en la escena del coche, para mí queda claro lo que es.
La idea de que un hombre maduro se sienta atraído por una jovencita está normalizada en nuestra mente, es algo que no vemos extraño. Sin embargo, el caso contrario, una mujer que ronda los cuarenta que se siente atraída por un chaval de dieciséis años, es algo que no nos entra en la cabeza. Tiene que ser porque le recuerda a su hijo sí o sí. Pero no. Con eso juega Sorogoyen y ese es el chiste de la película.
Una buena idea que el exceso de ambigüedad acaba echando por tierra.
Tengo un gran recuerdo de «El Reino» de Sorogoyen, y ahora me estaba planteando ver esta «Madre», pero después de leerte y con la cantidad de buenos títulos que hay en cartelera… creo que optaré por algo más.
Hemosvisto!