En mi repaso a las candidatas al Oscar a la mejor película de habla no inglesa hoy le toca el turno a Una Mujer Fantástica del chileno Sebastián Lelio. De Lelio ya había visto anteriormente Gloria (2013), una cinta que obtuvo bastantes buenas críticas en su día.
Una Mujer Fantástica nos cuenta la historia de Marina, una mujer transexual que mantiene una relación con Orlando, un hombre veinte años mayor que ella. Él fallece repentinamente y ella tiene que enfrentarse a los prejuicios y odios tanto de la familia de Orlando como el de las autoridades.
No hay que buscar en Una Mujer Fantástica más de lo que hay. Se trata de un relato de superación o reafirmación personal en el contexto de la sociedad chilena la cual, según nos relata Lelio, no ha evolucionado como para aceptar con normalidad a las personas transexuales.
La reivindicación de los derechos de este colectivo en la sociedad y la denuncia del inmerecido trato que reciben es la lectura más evidente del film. En este caso se parte de un hecho luctuoso para evidenciar el trato discriminatorio que recibe la protagonista en algo que es un derecho para todo el mundo: despedirnos de nuestros seres queridos.
Pero esto es tan explícito en la película que se agota muy pronto. Más interesante es el relato sutil del día a día de Marina, donde vemos cómo es su forma de enfrentarse al mundo y todos los obstáculos a los que se enfrenta.
Una Mujer Fantástica mantiene la tónica que el director ya impuso en Gloria. El relato está salpicado de escenas simbólicas u oníricas que nos muestran el estado de ánimo de la protagonista, como la escena del baile o cuando camina por la calle contra el viento. Sí, son metáforas también muy evidentes, pero que encajan bien en el conjunto de la película.
A Marina la interpreta Daniela Vega, actriz transexual y también cantante lírica -algo que podemos comprobar en la Una Mujer Fantástica-. Toda la película se centra en su personaje. No cabe duda de que Daniela realiza un gran trabajo, y así ha sido reconocido siendo premiada como mejor actriz en varios festivales en Sudamérica.
Las pegas que se le pueden poner a Una Mujer Fantástica van en la línea de que no cuenta demasiado y la película es una sucesión de escenas en algunos casos un tanto inconexas. Algo de eso hay, y quizá sea esa la causa de que no sea una película redonda.
Pero más allá de eso estamos ante una obra muy respetable que se ve con interés. Y, por qué no, puede ser una buena opción para llevarse el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
