El pasado 19 de octubre se estrenó en Netflix la esperadísima tercera temporada de Daredevil, el famoso superhéroe de Marvel. La serie llega en un momento convulso en lo que a adaptaciones de Marvel en Netflix se refiere.
Hace una semanas supimos de la cancelación de Iron Fist y poco después de la de Luke Cage. Quizá por no superar las expectativas -ya digo yo que no las superaron, como dije aquí y aquí respectivamente-. O quizá por cuál será el futuro de estas series tan duras ahora que Disney tiene los derechos.
Por eso había mucho en juego con el estreno de esta tercera temporada de Daredevil, la que es para la mayoría la joya de la corona de esta series de Netflix. Y no sin razón. Aunque mi favorita sigue siendo Jessica Jones, no es menos cierto que las dos primeras temporadas de Daredevil son excelentes.
En esta ocasión, tras el final de The Defenders, nos encontramos a Matt Murdock -Charlie Cox- replanteándose toda su existencia. Al mismo tiempo vuelve Wilson Fisk -Vincent D’Onofrio-, el mejor villano de todas las series de Marvel en Netflix con diferencia.
Además esta tercera temporada se basa libremente en el cómic Born Again de Frank Miller y Dave Mazzucchelli, uno de los más famosos de la saga -hasta quienes no somos muy de leer cómics conocemos la reputación de Frank Miller-.
Con todos estos elementos esta nueva entrega no podría más que ser la bomba. Pero no. Siento decirlo, pero ha sido una completa decepción.
La tercera temporada de Daredevil peca de lo mismo que ya percibimos en The Defenders -aunque ver a todos los superhéroes justos lo disimuló, pero que sobre todo se hace patente en Luke Cage y, en especial, en Iron Fist. A saber: guiones flojos, dispersos, tan pretenciosos como sin fuste y demasiados capítulos.
Quizá los motivos fueron más por el coste que por otra cosa, pero un acierto clave en The Defenders fue dejarla en solo ocho capítulos -y aún así le sobraba alguno-. Pues esta nueva temporada de Daredevil tiene nada menos que trece largos episodios.
Haberla dejado en unos ocho habría paliado el desastre, pero no lo habría remediado del todo. Lo cierto es que ya a partir del segundo o tercer capítulo el interés sobre lo que le ocurra al protagonista o quienes le rodean se desploma en picado.
No hay una mala historia detrás que contar. Hay un villano excelente que regresa y otros nuevos que surgen. Hay personajes complejos con mucho potencial. El problema es que todo se desarrolla de la peor manera posible. Es un quiero y no puedo de unos productores, directores y guionistas que no han sabido hacerlo mejor con el material del que partían. Y todo eso a pesar de la fotografía y producción escénica, tan buenas como siempre.
Siento que esta crítica está casi calcada a la que ya hice de la segunda temporada de Luke Cage, pero es que las sensaciones que tengo ahora mismo son muy parecidas: demasiados episodios para tan poco que contar, además de mal contado.
Recomiendo la tercera temporada de Daredevil solo a fans acérrimos que les da lo mismo ocho que ochenta -yo también soy a veces este tipo de fan para según que cosas-.
Por desgracia el declive de las series de Marvel en Netflix es más que evidente y ya no se puede ignorar. Solo espero que no alcance a Jessica Jones -o por lo menos que no lo haga pronto, ya que parece inevitable-.
- La fotografía como siempre
- Demasiados capítulos