Hoy voy a hablar de Retrato de una Mujer en Llamas, de la directora francesa Céline Sciamma. Se trata de una de esas películas que no pude ver en el cine en su momento y que he tenido la oportunidad de ver gracias a la Filmoteca Regional Francisco Rabal.
En la Francia de finales del siglo XVIII la joven novicia Héloïse (Adèle Haenel) abandona el convento porque es obligada a casarse con un hombre que no conoce. Para que él sepa cómo es ella contratan a Marianne (Noémie Merlant), quien será la encargada de hacerle un retrato que enviarán a su futuro esposo.
Por supuesto Héloïse es reticente a ello, y Marianne ha de hacerse pasar por una mera acompañante mientras la dibuja en secreto. La relación de las dos mujeres se irá haciendo cada vez más íntima hasta el previsible desenlace.
Y es que lo peor de Retrato de una Mujer en Llamas es lo previsible que resulta. Se trata de una película de género ‘homosexualidad’ con todos los clichés del mismo: relación prohibida y secreta, amor imposible y esporádico en circunstancias pasajeras donde el tiempo corre en contra.
Hemos visto miles de películas que cuentan la misma historia una y otra vez, desde la famosa Brokeback Mountain hasta la reciente Call Me By Your Name. Todas ellas estupendas, pero tampoco estaría de más que se empezara a afrontar la temática homosexual con un poco más de originalidad.
Hasta aquí todo lo que se puede criticar a Retrato de una Mujer en Llamas, porque la película es excelente. Contamos con un marco de época que sirve muy bien a los intereses de la directora para transmitirnos un romanticismo ideal en un paraje aislado del mundo, como las protagonistas.
El halo pictórico que envuelve a toda la película no se ciñe solo al título y al hecho de que todo gire entorno a la realización de un retrato. Sino que se ve reflejado en la composición de cada escena, en cada plano y en cada pose de las protagonistas. La marcada diferencia entre interiores y exteriores crea un contraste alegórico entre lo que se vive por dentro y lo que se vive por fuera, entre lo que es estar atrapada y lo que supone liberarse.
Retrato de una Mujer en Llamas está repleta de imágenes poderosísimas. Sin ir más lejos la que da título a la película y que podemos ver en el cartel de la misma: a imagen de Héloïse parada, mirando fijamente a Marianne, mientras su vestido arde.
Ese poderío no habría sido posible sin la conjunción de tres mujeres. Por un lado el incuestionable bien hacer de Céline Sciamma como directora. Por otro el excelente trabajo de sus dos protagonistas, Adèle Haenel y Noémie Merlant, que están en estado de gracia las dos, con unas interpretaciones contenidas pero potentísimas.
No quiero terminar sin mencionar la subtrama de la criada Shopie, interpretada por Luàna Bajrami. La típica trama secundaria que debe contener cualquier guion clásico que se precie, y que en este caso funciona a la perfección para ayudar a que la trama avance. Muy buen trabajo el de Bajrami.
Hay que destacar también que se trata de una película de mujeres, ya que no sale casi ningún hombre en toda la película -ninguno en papel medianamente protagonista-. Y ni falta que hace. Retrato de una Mujer en Llamas es una historia de mujeres que no necesita de introducir ruido masculino alguno para ser contada.
Una de las mejores películas que ha dado el cine francés últimamente, así que si tenéis la oportunidad de verla no la dejéis escapar.
- El trabajo de dirección y cámara