Irene Lozano, periodista y diputada en las Cortes por UPyD, ha anunciado que abandonará esta formación para pasar a engrosar las listas del PSOE. Este paso no es baladí y nos puede servir para entender algunas cosas sobre el momento político que vivimos.
Pero primero hagamos un poco de historia. UPyD es un partido personalista fundado por Rosa Díez y que básicamente es una escisión del PSOE por la derecha -que ya es decir-. Fue el primero en desmarcarse del bipartidismo y de hablar de «nueva política» con el famoso lema «ni de derechas ni de izquierdas» -pero muy de derechas-.
Tuvo una ascensión bastante rápida debido al hartazgo generalizado con la corrupción del PPSOE y por la crisis económica. Su mensaje simplista y populista caló en aquellos sectores más desideologizados pero inconscientemente de derechas. Y en sus filas entraron a formar parte algunos personajes mediáticos y bastante impresentables como son Toni Cantó o Álvaro Pombo.
La irrupción de Podemos, y la operación del sistema para contrarrestarlos que es aupar a Ciudadanos -que ya existía y eran nadie-, fue el principio del fin de UPyD. De esto se dieron cuenta muchos de sus miembros, que no dudaron en hacer todo lo posible por fusionarse con C’s -por supuesto el paso esa ir más a la derecha, fusionarse con Podemos no era opción-. Pero el ego de Rosa Díez en plan «el partido soy yo» -y es verdad- frustró cualquier acercamiento a Ciudadanos y supuso el fin de UPyD. Todo el mundo salió huyendo y la formación magenta previsiblemente desaparecerá tras las próximas elecciones generales.
Una de las que apostó por hacer girar a UPyD todavía más a la derecha fue Irene Lozano, la cual defendió la fusión con Ciudadanos. Fracasado esto optó por disputarle el liderazgo a Rosa Díez. Pero esto también fracasó. Y es que por muy mediática que seas, disputarle el poder a los aparatos no es tarea fácil.
Tras esto anunció que se iba de UPyD, lo que deja muy claro la catadura moral de esta persona: si gano me quedo con el partido, si pierdo me voy a otro. Todo muy democrático. Y eso, señoras y señores, es la nueva política para algunos: mi interés personal por encima de la ideología, de las compañeras y compañeros de partido y, en fin, por encima de todo.
De aquí podemos sacar una primera conclusión. Mucha de la gente que en los últimos tiempos se han autodenominados adalides de la nueva política, contra la corrupción y por la transparencia vemos como al final realmente solo persiguen su propio interés sin importarles lo más mínimo la coherencia, y donde dije digo digo Diego.
Pero en concreto el paso de Irene Lozano hacia el PSOE refleja algo que para mí es mucho más grave. Y es su apuesta por el bipartidismo -a pesar de que no hace mucho renegaba de él-. UPyD ha tenido su ciclo como partido pequeño que ha servido de vía de escape para recoger los votos de los descontentos con el sistema corrupto del PPSOE. Ahora el relevo se lo dan otros partidos pequeños que, presumiblemente, el sistema se encargara de aupar o hundir a conveniencia. Partidos que también tendrán sus ciclos más o menos largos.
La inteligencia de Irene Lozano ha sido no dejarse finalmente encandilar por los cantos de sirena de Ciudadanos y entender que unos van y otros vienen, pero al final el bipartidismo queda, y es ahí donde hay futuro para una profesional de la política sin escrúpulos.
La lección es terrible, pero creo que bastante acertada. Hubo un momento en el que el bitartidismo -y por ende el sistema montado en la Transición- estaba en un peligro real. Pero ya no. Durante los próximos cuatro años se perderán las mayorías absolutas. Vale. No es nada que no haya ocurrido antes. Pero en las altas esferas hace tiempo que están muy tranquilos. Y quien sepa leer esto y colocarse bien, como Irene Lozano, tendrá un largo futuro en política.