Este verano pudimos ver en cines Nop (Nope), la última película del director Jordan Peele, la cual ha venido precedida de mucha expectación al igual que seguida de opiniones dispares. Peele despuntó en 2017 con Déjame Salir, una película que le daba un nuevo giro al género de terror -algo muy meritorio-, y que le valió varias nominaciones al Óscar llevándose finalmente la estatuilla al mejor guion original escrito por él mismo.
A Déjame Salir le siguió la muy floja Nosotros (2019), donde todas las esperanzas que habíamos puesto en este prometedor realizador explotaban como una pompa de jabón. Sin embargo ahora vuelve con su tercer largometraje, y todos nos preguntamos si lo de Nosotros fue solamente un bache y ahora nos va a sorprender con Nop.
Lo cierto es que la premisa de la película promete: un paraje singular y desértico, unos personajes excéntricos, unos sucesos inexplicables y un misterio por desentrañar. Todo ello en un marco lleno de referencias cinéfilas que abarcan desde las primeras imágenes animadas de la historia hasta claros homenajes al cine de Steven Spielberg de los 80.
Y es que Nop tiene un aire muy a Encuentros en la Tercera Fase, pero la verdad es que a lo que más me recuerda es al cine de M. Night Shyamalan. En su peor versión.
Al igual que muchas de las películas de Shyamalan, Nop funciona bien en su primera parte, en el planteamiento. La producción es buena, los personajes interesantes y el misterio que se nos plantea hace que queramos saber más, despierta nuestra curiosidad.
Pero por desgracia, cuando en la segunda parte se desvela lo que realmente está ocurriendo, todo se desmorona estrepitosamente para revelarse como una ocurrencia de segunda fila, una chorrada que roza lo ridículo -o que más bien entra en ello de pleno-. Por no hablar de las escenas sin sentido que no aportan nada a la trama y que solo sirven para despistar al espectador.
Sí que Jordan Peele quiere que Nop sea una metáfora de esto o aquello. Pero la verdad es que llegado el momento ya no nos importa. Lo peor de Nop no es que sea absurda, con escenas delirantes y personajes al final se revelan ridículos. Lo peor es que carece de un buen pulso cinematográfico para mantener el interés del espectador. Se hace larga y tediosa, y el desenlace solo hace acrecentar la sensación de tomadura de pelo.
Así que los dos grades problemas de Nop son, por un lado, un guion lamentable y por otro una dirección desnortada que es evidente que no sabe cómo levantar su propio guion.
Por lo demás, Nop está bien hecha y tiene una calidad más que aceptable. Mención especial para la fotografía de Hoyte van Hoytema, innovando en la forma de rodar las escenas nocturnas con una nueva forma de crear la «noche americana». Quizá sea por estas innovaciones técnicas por lo único que se recordará a Nop en el futuro.
Sea como sea, creo que ya podemos afirmar que Jordan Peele sa ha quedado en una versión de segunda fila de M. Night Shyamalan, con todos sus defectos pero con menos talento. Una lástima.
- La falta de ritmo