El pasado mes de diciembre Netflix estrenó la miniserie Manhunt: Unabomber. «Manhunt» significa cacería o, más literalmente, «caza del hombre«. Se trata pues de una serie basada en hechos reales cuyo argumento gira en dar caza a un asesino en serie apodado Unabomber por su afición a poner bombas. El título no puede resumir mejor la trama.
Manhunt: Unabomber recuerda de manera inevitable a otra serie recientemente estrenada también en Netflix: Mindhunter (2017), dirigida por David Fincher. Pues bien, las comparaciones no pueden ser más oportunas, porque de hecho no cabe duda de que Manhunt: Unabomber es una serie creada a rebufo de Mindhunter.
Mientras la serie de Fincher se centraba más en los aspectos psicológicos de los asesinos, y en la investigación sobre esta disciplina novedosa por parte de los agentes del FBI; Manhunt: Unabomber es una serie mucho más directa que se enfoca en lo que Mindhunter dejaba un poco de lado: la persecución del asesino.
En este aspecto Manhunt: Unabomber es más clásica, y por lo tanto más efectiva. Su trama es muy similar a Mindhunter, salvo que en este caso para cazar al asesino no se trata de la psicología, sino de la lingüística. Pero por otra parte nos da lo que tan esquivo se nos hacía en la serie de David Fincher, es decir, una trama clásica de policías que persiguen al criminal.
Manhunt: Unabomber no tiene ni de lejos la calidad de Mindhunter, pero está muy bien hecha, con buen ritmo y queda muy resultona. El hecho de que solo sean ocho capítulos sin duda ayuda. A veces menos es más.
El único bajón que le encuentro es en el capítulo seis en el que se hace un flashback para contar la historia de la vida de Unabomber. Bien, se trata del típico capítulo de relleno que te saca de la historia. Con la moda de las series es cada vez más común ver este tipo de capítulos que no vienen a cuento. Su razón de ser no es otra que el hecho de que no hay material suficiente para rellenar una serie de diez capítulos, y hay que estirar como sea la trama para ajustarse a los cánones actuales. Una pena.
La producción de Manhunt: Unabomber es más que correcta, y las actuaciones, sin ser memorables, también. La protagoniza Sam Worthington, al que recordaréis por haber protagonizado ese engendro que fue Avatar (2009) -y también sus próximas cuatro secuelas-. Pero quien más destaca es Paul Bettany como Theodore J. Kaczynski, el Unabomber. Aunque tampoco es que tenga mucho margen para lucirse.
Manhunt: Unabomber es una muy buena opción si os gustan los thrillers sobre policías que persiguen a asesinos en serie. Tiene un aire a la obra de David Fincher -como Zodiac (2009) o Mindhunter-, pero sin la frustración que estas acarrean al espectador. Manhunt: Unabomber da al público lo que quiere y se ve y se disfruta muy bien. La recomiendo.
- Thriller que va al grano