Dejad a vuestro perro paseando con el dron, abrochaos los robocordones y desempolvad el aeropatín, porque por fin es el día: hoy llegan Marty McFly y Doc Brown. El futuro es ahora.
El 21 de octubre de 2015 es la fecha elegida en la segunda parte de Regreso Al Futuro en la que sus protagonistas viajan, pues eso, al futuro; o mejor dicho: a nuestro presente. Es el acontecimiento del día, habrá homenajes, proyecciones y actos por todo el mundo. Y por supuesto será/es trending topic en Twitter. Un acontecimiento así no es una minucia y merece preguntarse: ¿por qué tanto revuelo?
Claro que está el debate sobre las predicciones futuristas que se han cumplido y las que no. Entre las primeras podemos encontrar las pantallas planas, las videoconferencias y el uso de la huella dactilar. Entre las segundas desde luego no hay coches voladores, ropa que se abrocha y se seca sola o aeropatines -por lo menos popularizados-. Tampoco la saga Tiburón va por la entrega 19, aunque la de Rocky está ahí, ahí.
Pero la verdad es que a lo largo de la historia del cine hay muchas películas que viajan adelante y atrás en el tiempo y no se celebran ni se analizan como en este caso. ¿Cuál es la diferencia? Pues que la saga Regreso Al Futuro son grandes películas. Cine de entretenimiento, sí; pero en estado de gracia, donde todo sale perfecto y con esa magia tan solo vista en los años 80 -y en la mayoría de los casos, como este, con el toque de Spielberg-.
Mención especial merece Robert Zemeckis, un director de cine comercial de Hollywood, pero con personalidad y un buen hacer fuera de lo común. Además de la saga de Regreso Al Futuro, es autor de películas tan míticas de los 80 y los 90 como Tras el Corazón Verde, ¿Quién Engañó a Roger Rabbit?, Forrest Gump, Contact o Naúfrago -por mencionar solo algunas-. En los últimos tiempos se ha volcado en el cine de animación con grandes películas para mi gusto como Polar Express o Beowulf -esta última me encantó-. Y ojo, que en diciembre estrena nuevo trabajo: El Desafío.
Sin duda el éxito de Regreso Al Futuro se basa en la combinación de tener a Spielberg de productor -que seguro les dio toda la libertad creativa necesaria-, a Robert Zemeckis como director y a Bob Gale como guionista. Entre los tres crearon magia atemporal. Uno de los aciertos fue el de dibujar un futuro positivo, frente a las distopías apocalípticas típicas de la época -recordemos que eran tiempos de la Guerra Fría y la amenaza nuclear-, que se veían en otras películas como Terminator, Mad Max, etc. Y por eso lo celebramos hoy. Cosa que si hubieran pintado otro tipo de futuro no habría sido posible.
Supongo que todas y todos habréis visto ya Regreso al Futuro, pero si hay alguien despistado, por favor, que corra a verlas. Yo las repasé las tres entregas hace poco y las disfruté como si fuera la primera vez. Porque esa es una de las claves del gran cine: que puedes ver las películas una y otra vez sin cansarte. Muy fuerte.
(Nota: por cierto, por si alguien no lo ha notado, en la cabecera de este blog uso una referencia a estas películas y a este día)