El fenómeno del año es sin duda Joker, la película de Todd Phillips sobre el archienemigo de Batman protagonizada por Joaquin Phoenix. Desde que se estrenó el pasado día 5 de octubre está consiguiendo algo nada habitual: la aclamación tanto por parte de la crítica como del público. Además, viene de haber ganado el León de Oro a la mejor película en el Festival de Venecia, lo que no es poca cosa.
¿Es para tanto? ¿Está a la altura? Bueno, sí y no. Vamos a ver por qué.
El guion
El principal problema de Joker, la parte más endeble con diferencia de esta producción, es el guion firmado a medias por Scott Silver y el propio Todd Phillips. No es que sea un mal guion en cuanto a cómo está hecho, sino que lo que cuenta es de una simplicidad y una obviedad escandalosas. Una ristra de tópicos y clichés absolutamente predecible.
Desde el principio te das cuenta de qué va, y sabes lo que va a pasar en la próxima hora y media de película. En cuanto avanza un poco más la película ya el espectador puede predecir hasta cómo será el final y qué elementos van a formar parte del mismo, como así resulta ser. No hay espacio en Joker para la sorpresa, los giros en la trama -aunque alguna cosa hay- y, por supuesto, no aporta nada a los orígenes del personaje, que están mucho mejor retratados en cómics como La Broma Asesina de Alan Moore.
Otro elemento que hay que resaltar del guion es que Joker no es El Joker. Muy poco tiene que ver el rol que interpreta Joaquin Phoenix con el Joker de los cómics de Batman. Solo al final y levemente podemos ver destellos que sí nos recuerdan al personaje creado por Jerry Robinson, Bill Finger y Bob Kane. De hecho el propio Phoenix ha reconocido que no sabía nada del personaje más allá de la cultura popular.
Esto no tiene por qué ser algo negativo. Más allá de que pueda decepcionar a los fan más puritas, lo cierto es que distanciarse del original y hacer tu propia interpretación de Joker puede ser una oportunidad creativa de lo más interesante. O si no recordemos los fiascos de las películas de DC al no saber trasladar al cine las historias de los cómics. A veces es mejor tomarse ciertas libertades.
Pero en el caso de Joker lo que se nos relata es la degeneración de una persona con problemas que podría ser El Joker o cualquier pobre hombre, y no habría casi diferencia. El hecho de que la película esté ambientada en los años 70 u 80 en una ciudad de aspecto normal -más en la línea de las películas de Christopher Nolan, que en la Gotham gótica que tan bien reflejó Tim burton- hace que veamos al personaje más como un hombre común que como un integrante del oscuro universo de Batman.
Dicha ambientación no es casual. La ciudad es Nueva York y Joker es un claro homenaje a Martin Scorsese. La trama principal que articula el relato no es otra que una reinterpretación del argumento de Taxi Driver (1976), con claras referencias al mismo. La cual cuenta además con toques de El Rey de la Comedia (1982). Ambas dirigidas por Scorsese y con Robert De Niro como protagonista, cuya presencia en Joker por supuesto que es plenamente intencionada.
Lo que sí me gustó mucho del guion es la parte política y social del mismo. Me considero un fan de Batman. Casi podría decir que es mi superhéroe favorito. Sin embargo, eso no me impide reconocer que Bruce Wayne es prácticamente un nazi. Un multimillonario que se toma la justicia por su mano gracias al poder que le da el imperio heredado de sus padres, sin rendir cuentas a nadie.
Por primera vez veo una crítica clara a lo que representa la familia Wayne y a las diferencias sociales entre ricos y pobres que, en el fondo, resultan ser el germen de la inseguridad y criminalidad de la ficticia ciudad de Gotham, pero que podría serlo de cualquier otra ciudad real. Aunque el argumento de «es todo culpa de la sociedad que me ha abandonado» me sigue pareciendo obvio y simplón.
Joaquin Phoenix
Una vez que hemos comprendido que el guion es como una sevillana, que no va a sorprender y que su valor no está en la música sino en otros matices, es cuando centramos toda nuestra atención en Joaquín Phoenix. Y cómo no hacerlo. El actor está el 95% del metraje en pantalla como absoluto protagonista. Y es que, reconozcámoslo, Joker lo apuesta todo a la interpretación de Phoenix.
¡Y qué interpretación! El actor está enorme en todos los sentidos. Menos en el físico, ya que llegó a adelgazar 23 kilos para meterse en la piel del Joker. Toda la expresión corporal, los gestos faciales, tanto los más contenidos como los más histriónicos, y por supuesto la voz con esa risa nerviosa, son de una fuerza y patetismo pocas veces visto en el cine.
Pero es cuando el personaje se suelta, al ser más Joker que Arthur, cuando Joaquin Phoenix alcanza las cotas más altas en su interpretación. No cabe duda de que es el papel de su vida. Y seguro que tiene todas las papeletas para convertirse en el ganador del Oscar a mejor actor de este año.
Joker tiene pros y contras, pero sin Joaquin Phoenix nunca habría sido ni de lejos lo que es.
El director
La cinta está dirigida por Todd Phillips, quien viene de rodar cosas tan chavacanas como la trilogía de Resacón en Las Vegas o Salidos de Cuentas (2010). Sorprende que un director con esta trayectoria sea capaz de hacer lo que hace en Joker. Y es que la cámara se mueve con una fluidez excelente. Aunque abusa de los primeros planos, el resultado final es para bien, porque consigue transmitir la angustia del protagonista, así como la violencia en las escenas de acción.
La fotografía a cargo de Lawrence Sher, un colaborador habitual de Phillips, es excelente. Esos tonos pastel marrones y ocres que reflejan tan bien la imagen que tenemos de los años 70, pero también la personalidad de un payaso triste en tonos apagados.
En general el aspecto técnico de Joker es estupendo, lo que sumado a un director en estado de gracia, que ha contado con la libertad creativa necesaria para hacer la película que él quería, hacen de Joker una de las mejores películas de la temporada.
Conclusión
Aunque lastrada por un guion demasiado obvio, Joker es una obra valiente y atípica en la época en la que vivimos. Es una excelente producción cuyo punto fuerte es sin duda la interpretación de Joaquin Phoenix y el director, consciente de ello, lo centra todo en él.
Hará las delicias del público que se fije más en la forma que en el fondo y que guste de ciertas referencias cinéfilas. Sobre todo si se compara con el resto de películas de superhéroes. En cuyo caso es una obra maestra del género. Por supuesto.
- El apartado técnico