David Lynch cumplirá 72 años este mes de enero, y además el 2017 fue sin duda su año con el estreno de la tan esperada tercera temporada de Twin Peaks. Así que es el momento perfecto para hacer un monográfico y repasar toda la filmografía del genio de Montana película a película. Y lo voy a hacer por estricto orden cronológico empezando con su maravillosa ópera prima Eraserhead (1977).
Lo primero un aviso. Para analizar en profundidad las películas de Lynch no me queda más remedio que entrar en spoilers, algo que por lo general intento evitar en mis posts. Sin embargo que no cunda el pánico, dejaré estos para el final y ocultos bajo un desplegable, de forma que quienes no hayáis visto la película podáis leer el artículo sin problemas.
Un poco de historia
Bien, entremos en materia. Eraserhead (1977) -también traducida como «Cabeza borradora«- es el primer largometraje de David Lynch. Previamente Lynch ya había realizado algunos cortos como Six Men Getting Sick (1966), The Alphabet (1968) y The Grandmother (1970). En estos ya se comienzan a perfilar las características surrealistas del cine de Lynch y los elementos que cuajarán en su ópera prima y que luego se mantendrá en mayor o menor medida en toda su filmografía.
Todos estos cortos los realizó durante la época en la que vivía en Filadelfia y estudiaba arte en la Pennsylvania Academy of Fine Arts. En esta etapa no lo pasó especialmente bien, y esto es importante para entender el tipo de angustia que expresó en Eraserhead. Su novia Peggy Reavey tuvo un embarazo no deseado por ninguno de los dos, pero acabaron casándose y mudándose a vivir juntos. A la situación de ser padre sin quererlo se sumó que la falta de dinero les llevó a alquilar un piso barato en una mala zona de Filadelfia donde la violencia y el crimen eran habituales. Lynch reconoce que en esa época pasó verdadero miedo, pero también que la mayor influencia en su vida y su cine posterior fue esa ciudad.
Más adelante se trasladó a Los Angeles, California, donde había más sol y tranquilidad para seguir sus estudios en el American Film Institute Conservatory. Fue este instituto el que le dio una beca en 1971 para abordar la producción de su primer largometraje, a saber, la película que nos ocupa: Eraserhead. Pero este dinero no fue suficiente y David Lynch se vio obligado a recaudar más de donde pudo, tirando de familia, amigos y trabajos esporádicos. Tanto es así que la producción se retrasó varios años hasta 1977.
Eraserhead sienta las bases del cine de Lynch
Lo cierto es que nadie daba un duro por Eraserhead en el American Film Institute Conervatory. A quienes leyeron el guion les pareció carente de lógica y demasiado corto para un largometraje. La película contiene muy pocos diálogos y el resto está completado por la desbordante imaginación y capacidad visual de David Lynch. Esto último no estaba detallado en el guion -de ahí los recelos de muchos- y se desarrolló en el rodaje, seguro que con importantes dosis de improvisación.
Eraserhead nos cuenta la historia de Henry, un trabajador de una fábrica de papel, el cual descubre tras una relación con Mary que esta se ha quedado embarazada. Ambos se casan y se van a vivir juntos. Pero lo sorprendente es que su hijo no es un bebé normal, si no más bien una especie de monstruo. Todo esto se desarrolla en un ambiente oscuro, industrial, plomizo y árido.
¿Os suena de algo? Efectivamente, David Lynch vuelca en su ópera prima toda la angustia que sufrió en su etapa en Filadelfia. Desde el ambiente opresivo y peligroso hasta su paternidad no deseada. Eraserhead es sin duda su película más autobiográfica con diferencia.
Pero Lynch va más allá del mero hecho de contar su vida con una narrativa convencional y vuelca en esta película todo su universo surrealista. Un universo que también está influenciado claramente por obras clave como Un Perro Andaluz (1929) de Luis Buñuel y Salvador Dalí o la estupenda y pilar del surrealismo Meshes of the Afternoon (1943) de Maya Deren.
En Eraserhead desde el minuto cero nos damos cuenta que no estamos ante una película normal cuando vemos que comienza con la cabeza de Henry flotando sobre un extraño planeta donde habita un hombre que maneja una serie de palancas.
A partir de ahí hasta las situaciones cotidianas que deberían ser a priori más convencionales, como la cena con los padres de Mary, se vuelven de lo más extrañas y absurdas. Más extraño se vuelve todo aún cuando entramos en el mundo onírico, momento en el cual Eraserhead alcanza una nueva dimensión más absurda si cabe, y donde nos metemos de lleno en el mundo de David Lynch que tan bien conoceremos en el futuro a través de sus películas.
Es en Eraserhead donde se asientan muchísimos de los elementos recurrentes que iremos encontrando una y otra vez en el cine de Lynch. Por enumerar solo algunos: el suelo en zigzag, las cortinas de terciopelo, el escenario del teatro, las canciones cuya letra cuenta para la trama, la luz que parpadea, el sonido de la luz eléctrica, los enchufes, el cuadro del hongo nuclear, la cámara que se introduce en algo para pasar a otro lado, etc.
Hay que destacar que el propio Lynch se encargó del montaje, el diseño de producción y de la dirección artística -realizándo él mismo a mano muchos de los elementos, como poniendo el suelo en zig-zag baldosa a baldosa-. Así como de la música, ese sonido -o más bien ruido- industrial que impregna toda la cinta y la ya mítica canción «In Heaven«.
En cuanto a los actores destaca el papel principal de Jack Nance como Henry, en un rol que ha pasado a los anales de la historia del cine. Nance además ayudó económicamente a Lynch para que la película pudiera salir adelante. Algo que el director de alguna manera le agradeció dándole pequeños papeles en casi todos sus films posteriores hasta el fallecimiento de Jack Nance en 1996.
En el papel de Mary nos encontramos con una correcta Charlotte Stewart, una actriz con una amplia carrera en televisión antes y después de Eraserhead. Lynch también contó con ella para algunas de sus obras posteriores, en especial para Twin Peaks en el papel de Betty Briggs, la mujer del Mayor Briggs.
Recepción e influencia posterior
Aunque la película fue recibida con dureza por algunas críticas por pretenciosa y carente de sentido, lo cierto es que con el tiempo -de hecho al poco tiempo- se convirtió en una cinta de culto incuestionable y que ha sido una clara influencia para muchos cineastas posteriores.
Stanley Kubrick llegó a decir que era su película favorita, y de hecho se la proyectó al reparto de El Resplandor para que se hicieran una idea del ambiente que quería para esa película. Tras ver Eraserhead George Lucas -que también había hecho sus pinitos surrealistas con THX 1138- le ofreció a Lynch dirigir El Retorno del Jedi, cosa que rechazó. El director de comedias Mel Brooks quedó tan impresionado con Eraserhead que produjo la siguiente película de Lynch: El Hombre Elefante (1980).
Para el diseño del alien de la película de Ridley Scott, H. R. Giger también se inspiró en Eraserhead, en concreto en el hijo de Henry para la escena en la que el alien recién nacido sale del cuerpo de John Hurt. Otros influenciados por la ópera prima de Lynch por ejemplo son los hermanos Coen en Barton Fink (1991) o Darren Aronofsky en Pi, Fe en el Caos (1998). Por último puedo dejar de mencionar la versión que los Pixies hicieron de la canción «In Heaven».
Pocas óperas primas han sido tan transgresoras, sorprendentes e influyentes como Eraserhead de David Lynch. Además esta obra sentó las bases de casi todo su trabajo posterior, de donde ha ido sacando y desarrollando ideas que ha utilizado en todas sus películas desde El Hombre Elefante (1980) hasta la reciente Twin Peaks: The Return (2017).
Se entienda o no, hay que verla porque es una experiencia única. Si os interesan pistas de lo que pueden significar alguna cosas para comprenderla mejor una vez vista pinchad para desplegar el apartado de spoilers.
OJO: a partir de aquí SPOILERS. (Pincha para desplegar)El inicio de Eraserhead representa claramente el acto sexual entre Henry y Mary. El esperma sale de Henry y entra en Mary para ser fecundada. Este espermatozoide cae en un pozo, un elemento que representa el sexo ya que podemos hacer un paralelismo cuando más adelante Henry tiene sexo con la «bella chica al otro lado del pasillo«. En ese momento los vemos a los dos sumergiéndose en un pozo que se ha formado dentro de la cama.
Todo este intercambio está regido de alguna manera por «el hombre en el planeta» que rige los actos de Henry -¿su ego?-, el cual va accionando las palancas adecuadas para que el proceso se produzca. Sin embargo, a pesar de tratarse de una alegoría del acto sexual que en principio debería ser placentero, Lynch nos lo muestra como algo oscuro, deprimente y sucio. Un claro preludio de lo que vendrá.
La vida de Henry es triste, monótona y vacía. La llegada del hijo no deseado y del matrimonio forzado solo hacen empeorar la situación. El hecho de que el hijo sea una especie de monstruo es una alegoría de cómo lo ven sus propios padres, como algo no deseado que solo ha venido para amargarles la vida.
Cuando Mary abandona a Henry y este se queda solo con el niño, sin posibilidad ya ni de salir de su piso, la cordura de Henry empieza a resentirse. Se siente atrapado y frustrado con una vida que no quiere y unos deseos que no puede cumplir.
Es en ese momento cuando nos sumergimos en un sueño a través del cual podemos observar los deseos y los miedos más íntimos de nuestro protagonista. El momento de sumergirnos en el sueño viene representado por la cámara que se acerca y se mete literalmente en un agujero. Este recurso lo usará Lynch una y otra vez en muchas de sus películas para representar el paso de una realidad a otra, ya sea onírica o alternativa. Esta es una buena pista para facilitar entender algunas partes de sus trabajos.
Es dentro de este sueño donde se produce el acto sexual con la vecina, con lo que podemos comprobar que los deseos de Henry van por una ruta distinta a su matrimonio forzado con Mary. Aquí aparece por primera vez «la chica en el radiador» cantando la canción In Heaven cuya letra dice: «En el Cielo todo está bien / Tú tuviste tus cosas buenas / Y yo tuve las mías«. Lo que se puede interpretar como que ante la angustia que sufre, Henry empieza a barajar la idea del suicidio como escapatoria.
Henry teme perder la cordura por culpa de su hijo, lo que se representa en la escena del teatro donde al salirle el niño de dentro él pierde literalmente la cabeza. A partir de ese momento su cerebro, su pensamiento, su ser; queda reducido a una masa que no vale para nada más que para hacer gomas de borrar. Al final de la estupenda escena de los lápices el operario prueba uno, da su visto bueno y esparce el polvillo que ha dejado la goma de borrar.
Tras esto Henry despierta de su sueño y pretende cambiar su situación realizando sus deseos para no acabar hecho gomas de borrar. Para ello intenta un acercamiento, esta vez real, con la vecina; solo para comprobar que ella lo desprecia. Vemos cómo el niño se ríe de Henry, algo que no puede ser en un niño, sino que es más bien una proyección de la vergüenza que siente y de la cada vez más débil mente de Henry.
Para librarse de su deprimente destino Henry decide matar al niño, al cual seguramente culpe de todos sus males. Pero los remordimientos por el crimen cometido pueden con él -este final es similar, sin ser igual, al de Mulhollan Drive-. El «hombre en el planeta» -su parte racional- intenta frenarlo, pero no puede; y al final Henry se suicida echándose en brazos de «la chica en el radiador«. En ese momento vemos un primer plano de Henry con las virutas de la goma de borrar en que finalmente se ha convertido su cerebro flotando detrás de él.