Ejército de los Muertos es la primera película de Zack Snyder desde su famosa La Liga de la Justicia. Recordemos que Snyder no terminó la realización de esta por diversos motivos, y que este mismo año hemos podido ver en HBO el estreno de su director’s cut. En esta ocasión se trata de una producción directamente para Netflix con un proyecto muy personal en el que además de dirigir escribe el guion y se ocupa también de la fotografía.
Ejército de los Muertos es una mezcla de géneros. Por un lado es cine de zombis y supervivencia. Por el otro se trata de una película de atracos, de asaltar la caja fuerte del banco. Una mezcla entre The Walking Dead y Ocean’s Eleven. No esperéis mucho más de su argumento.
Nada más empezar la película se empieza a notar la mano del director de 300. Unos títulos de crédito que resumen lo ocurrido hasta ahora -tal y como ya hizo en Watchmen (2009)-, una introducción innecesariamente larga para presentar a los personajes -en la línea del director’s cut de La Liga de la Justicia– y, por supuesto, una gran cantidad de momentos musicales con canciones molonas.
Todos estos recursos le funcionaron bastante bien en Watchmen y, desde entonces, los ha ido reutilizando en mayor o menor medida en todas sus películas posteriores, en desastres totales como El Hombre de Acero o La Liga de la Justicia de Zack Snyder. Lo cierto es que aportan poco o nada. Por algún motivo alguien se ha creído -incluido él mismo- que es un director con algo que decir, y no es el caso.
La trama de Ejército de los Muertos es totalmente previsible. Y cuando digo totalmente lo digo en serio. Desde el principio se puede anticipar cada paso del guion sin ningún problema. Cuál va a ser la evolución de tal o cual personaje, cómo acabarán, qué ocurrirá en esta o aquella situación. El guion firmado por Snyder es puro cliché sin el más mínimo atisbo de originalidad.
La realización por parte del director resulta incluso rutinaria para lo que es él. Nada destaca en esta producción salvo la fotografía, también responsabilidad suya. Mientras en películas anteriores como 300 o Watchmen, la fotografía era algo sobresaliente, en esta ocasión resulta sosa, lavada y demasiado plana. Porque la película se ha rodado con profundidades de campo mínimas, quedando casi cada plano desenfocado en su mayoría.
Un recurso que no tiene sentido en una producción de acción de este estilo, sino que pega más en otras de corte más dramático. Es como la decisión que tomó de que el formato de la imagen en La Liga de la Justica fuera un formato estrecho con una relación de aspecto 4:3. Decisiones absurdas para aparentar ser un director que hace cine de autor.
Todo esto deja a Ejercito de los Muertos al borde de la serie B sin llegar a serlo realmente. Lo cierto es que si la ves sin expectativas puede resultar una película entretenida de sobremesa. Perfecta para el público casual de Netflix. Eso sí, algunos tienen que dejar ya de alabar el trabajo de Zack Snyder como director, porque da vergüenza ajena.
- Demasiada introducción para nada
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