Esos son otros López

Que Dios Nos Perdone: típico thriller de género policíaco

Que Dios Nos Perdone es el tercer largo como director de Rodrigo Sorogoyen. Se trata de un thriller de género policíaco y de asesinos en serie en el Madrid de 2011, coincidiendo con la visita del Papa entonces a España. Buen cine negro, castizo y lleno de clichés.

De Rodrigo Sorogoyen me gusto mucho, pero mucho, su anterior film Stockholm, una pequeña historia sobre los ligues de una noche con un punto chungo muy interesante. A mí me sorprendió muy positivamente. Con Que Dios Nos Perdone confirma su capacidad como director y que entra con derecho en la lista de «directores a los que seguir con atención«.

Sin embargo Que Dios Nos Perdone no es ni mucho menos perfecta. Pincha en el guion, el cual firma el propio Sorogoyen junto a Isabel Peña. La historia que se nos cuenta contiene todos los clichés del género policíaco: pareja de polis muy diferentes entre sí, que no siempre respetan las reglas y antes o después acaban abroncados por el jefe.

Uno espera más profundidad en una trama que, por alguna razón que se me escapa, está ambientada coincidiendo con la visita del Papa. Todas las películas de pareja de detectives están cortadas por el mismo patrón, pero últimamente desde el norte de Europa nos llegan tramas policíacas que aprovechan para rascar un poco más que la superficie y profundizar en temas que están ahí como las sectas o la ultraderecha. Esto lo digo pensando en películas como las de la serie de Los Casos del Departamento Q.

Sin embargo en Que Dios Nos Perdone no hay nada de esto, a pesar de la visita del Papa y del rimbombante título de la película -que hace referencia a la letra de un fado-. Se trata de dos policías persiguiendo a un asesino en serie. Punto. Este argumento está tan trillado y aporta tan poco que lastra toda la película. El ritmo flojea bastante en la parte central, tanto que a mí la película se me hizo larga, y eso que apenas dura dos horas.

El resto de elementos que conforman Que Dios Nos Perdone por otro lado sí que están a la altura de una buena película. El apartado técnico es más que correcto. Además cabe destacar la ambientación en el centro de Madrid que convierte la trama en algo muy creíble.

Pero si por algo se salva el film de Sorogoyen es por los actores protagonistas. A Antonio de la Torre ya lo vimos hace poco en Tarde Para La Iraaquí podéis leer mi crítica-, donde hacía más o menos el mismo papel que en Que Dios Nos Perdone de hombre muy serio y  muy callado. Aunque parece que está encasillado en este tipo de papeles, no cabe duda de que es un gran actor, y aquí lo hace especialmente bien con la dificultad añadida de que su personaje es tartamudo.

Pero para mí el personaje que levanta la película es el de su violento compañero Alfaro encarnado por Roberto Álamo. Su carácter repleto de brutalidad es lo que le da a Que Dios Nos Perdone un plus de interés, sin dejar de ser, por otra parte, nada nuevo en el género. Desde luego su personaje es lo que más me ha llamado la atención de la película.

Por último Javier Pereira aporta el punto inquietante, algo que le va al pelo y que también pudimos intuir en Stockholm. En definitiva, los actores están especialmente bien en sus papeles. En todo caso al guion le falta profundizar un poco más en su pasado y sus motivaciones para que podamos empatizar algo más con ellos. Si bien se incluyen en Que Dios Nos Perdone algunas tramas secundarias cuyo fin parece ser ese, lo cierto es que son de poco recorrido y, si me apuráis, incluso innecesarias. Para lo que aportan podrían habérselas ahorrado, acortando la película y dotándola de más dinamismo.

Que Dios Nos Perdone me ha gustado, pero me ha parecido un tanto desperdiciada. Echo en falta un guion con más trasfondo. Esta pequeña decepción es causa sin duda de que yo iba a verla con las expectativas más altas. Sin embargo si os gustan los thrillers de polis y asesinos en serie y no esperáis más, entonces no solo no os va a decepcionar, sino que pasaréis un buen rato con una cinta de cine negro a la española muy disfrutable.

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