Nacho Vigalondo vuelve con su cuarto largometraje Colossal. Se trata de una producción estadounidense, que no de Hollywood, en la cual el director español puede dar rienda suelta a sus fricadas extravagantes. Es difícil imaginar que una película así pudiera hacerse en España, y no solo hablo del presupuesto -que tampoco parece excesivo-, sino del riesgo que está dispuestas a sumir las productoras de aquí y de allí.
A Vigalondo ya lo conocéis. Es el director del corto 7:35 de la mañana (2003) que fue nominado al Oscar, y también de la estupenda Los Cronocrímenes (2007). Sin embargo después de esto su carrera se volvió irregular con sus siguientes largometrajes. Extraterrestre (2011) es como mínimo floja; y Open Windows (2014) es poco más que un ejercicio de estilo sin mucho interés más allá de la presencia del actor Elijah Wood y la actriz porno Sasha Grey -cuya aportación se reduce al morbo de su presencia-.
En Colossal Vigalondo nos cuenta la historia de una chica norteamericana que tiene una extraña conexión con un monstruo a lo Godzilla que está destruyendo Seúl. Una idea tan loca es justo lo que esperamos de Nacho Vigalondo y él nos da justo lo que nos gusta.
Pero también sabe que una premisa como esa tiene un recorrido muy corto y el relato necesita de algo más para cuajar. Y es ahí donde el director y guionista se mete a contarnos una pequeña historia sobre relaciones enfermizas, machismo y maltrato hacia las mujeres. Maltrato del que es objeto la protagonista a distintos niveles. Los roles principales femeninos y los discursos feministas están de moda, y eso está muy bien.
Aunque todo esto está muy bien intencionado, lo cierto es que pincha a la hora de desarrollar a los personajes. Me resultan más creíbles las escenas en las que aparece el monstruo que algunas de las reacciones y diálogos de los protagonistas. Las cosas como son.
Sin embargo se lo podemos perdonar, porque al fin y al cabo se trata de una película ligera, loca y con un buen mensaje. Y sobre todo divertida. Porque Colossal es muy divertida. Planea a lo largo de todo el metraje un fino y cínico sentido del humor que la convierte en una comedia estupenda. De hecho tiene un chiste concreto, solo para españoles, que es de lo que mejor que he visto en cine últimamente. Yo me reí a carcajadas, y no recuerdo cuándo fue la última vez que me reí así en una sala.
Anne Hathaway es la estrella de Hollywood que Vigalondo ha conseguido para la película, algo fundamental para conseguir cierta proyección y distribución. La verdad es que lo hace genial y si Colossal tiene algún agujero -que lo tiene- ella lo salva. El resto de actores, bueno, la verdad es que no destacan especialmente.
Colossal está bien hecha y bien dirigida. A pesar de que el guion flojea en el desarrollo de los personajes el resultado es más que satisfactorio. El ritmo fluye bien y es divertida. La mejor película de Nacho Vigalondo desde Los Cronocrímenes. Una opción estupenda para el cine de verano. Una pena que se proyecte en tan pocas salas.