Las urnas han hablado: Venezuela ya no es una dictadura. Hasta ayer era un sistema sin libertades ni democracia donde un dictador oscuro hacía y deshacía a su antojo. Ya no es así. Hoy, de repente, de la noche a la mañana, se ha convertido en una democracia.
Ayer los resultados electorales eran inaceptables para la oposición y la comunidad internacional. Y eso a pesar de que alguien nada sospechoso de ser chavista como el ex presidente norteamericano Jimmy Carter asegurara que Venezuela tenía el mejor sistema electoral del mundo. Hoy, sin embargo, los resultados son perfectamente legítimos y democráticos.
Ayer personajes como Andreu Buenafuente ponían en duda que los resultados electorales que proclamaban al PSUV ganador fueran ciertos. Hoy nadie cuestiona los resultados que dan una aplastante victoria a la oposición de derechas.
Nicolás Maduro es el primer dictador al que veo perder unas elecciones democráticas.
Bien, me dejo ya de sarcasmo. El sistema democrático venezolano es uno de los mejores del mundo, si no el mejor. Lo era cuando ganaba Hugo Chávez, lo era cuando ganaba Nicolás Maduro y lo es ahora cuando gana la oposición.
La única diferencia está en la hipocresía de estos últimos y sus palmeros, los cuales aceptan y celebran hoy lo que hasta ayer no les valía. Unos asumen tanto las victorias como las derrotas, mientras que otros solo les valen las victorias, y si no ganan ellos es que se trata de una dictadura.
El resultado electoral en Venezuela es una tristísima noticia para los venezolanos, para Latinoamérica y para todo el mundo. Un retroceso enorme del que ahora mismo somos incapaces de calcular su envergadura y sus dramáticas consecuencias.
Dicho esto, todo el respeto a la decisión soberana del pueblo de Venezuela que se ha expresado democráticamente -como siempre- y ha tomado su decisión legítima. Un respeto a la democracia y soberanía de un pueblo que nunca ha tenido la derecha que ahora ha ganado las elecciones.
Una vez que, por fin, parece que hay consenso en que los resultados en Venezuela son limpios y legítimos toca analizarlos. El PSUV ha sufrido una derrota sin paliativos, un varapalo enorme. Cierto es que los medios de comunicación de la derecha -la mayoría- mintiendo y difamando, y la oposición haciendo boikots, han contribuido mucho a estos resultados. Pero la diferencia es tan grande que nada puede justificarlos.
Algo ha hecho muy mal el gobierno de Maduro para que esto pase. Para que los logros de la Revolución Bolivariana en cuestiones sociales, en sanidad, en educación, en erradicación del hambre -como así reconoce al FAO-, reducción de las desigualdades, aumento del empleo… no cuenten para nada y el pueblo venezolano haya preferido votar a la derecha reaccionaria.
Espero que el PSUV tome nota y haga la necesaria autocrítica. Que aproveche esta travesía en el desierto que le espera para corregir los errores y volver a ser un referente de esperanza para Venezuela, para América Latina y para el mundo.