Mark Zuckerberg ha anunciado que están trabajando en incorporar a Facebook el botón «no me gusta«. Sí, ya sé que todos alguna vez -yo el primero- lo hemos pedido a gritos ante alguna que otra publicación que hería nuestra sensibilidad, por decirlo finamente. Pero ahora que puede hacerse realidad la verdad es que me entra cierto miedito.
Los más viejunos del lugar seguro que se acuerdan del IRC. Para quien no, os explico. El Internet Relay Chat es un protocolo de chat muy flexible y con muchas posibilidades. Estuvo muy de moda cuando se popularizó Internet a finales del siglo XX y principios del XXI. Permitía salas de chats por temas, privados, etc. La verdad es que era la mar de divertido y conocías gente.
Pero no estaba exento de problemas. Su flexibilidad -si conocías los comandos adecuados- permitía tener un control bastante alto de lo que pasaba por allí. ¿Y eso qué suponía? Pues broncas. Que si veo que te has conectado, pero no me lo has dicho; que por qué no me contestas por privado si compruebo que estás hablando por otro lado; y un largo etcétera. Al final el ambiente siempre se enrarecía.
Con la llegada de Facebook todo lo referente a la relación entre usuarios en las emergentes redes sociales cambió. En Facebook no puedes saber quién visita tu perfil -a pesar de las aplicaciones falsas que hay que supuestamente lo comprueban-; o quién mira tus fotos. Y esa ignorancia total impuesta al usuario lo que trajo fue la paz.
Lo mismo ocurre con el botón de «like» o, en español, «me gusta«. Las broncas que se han evitado gracias a que solo se puede transmitir un mensaje positivo a golpe de botón se tienen que contar por cientos de millones.
El anuncio de un botón «no me gusta«, a pesar de que Zuckerberg asegure que es con buena intención, solo puede empeorar la red social por excelencia. Acabaremos peleados con la mitad de nuestros amigos. Al tiempo.