En mi repaso a las candidatas al Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa hoy le toca el turno a la húngara En Cuerpo y Alma (A teströl és a lélekröl) escrita y dirigida por Ildikó Enyedi.
En Cuerpo y Alma nos cuenta la historia de la relación entre Mária y Endre. Ella es una inspectora de control de calidad que se acaba de incorporar a su nuevo puesto de trabajo en un matadero. En él Endre es el director de finanzas de la empresa. Ambos comienzan a relacionarse cuando descubren que los dos tienen el mismo sueño común todas las noches.
Esta parte onírica nos aclara que la película es una fábula, una vez más, sobre la soledad y la dificultad para relacionarse que ciertas personas tienen en la vida real. Y es que Endre es un hombre retraído y con problemas familiares y físicos. El caso de ella es aún peor, no solo tiene problemas para relacionarse socialmente sino que sufre algún tipo de autismo o asperger.
Y bueno, más o menos esto es lo que hay. Se trata de una película sencilla que nos cuenta una fábula sencilla con un toque fantástico en cuanto a los sueños. La virtud de Ildikó Enyedi es hacerlo con un buen pulso y sin caer nunca en el ridículo. Lo que no es nada fácil teniendo en cuenta de qué va la historia.
Podemos encontrar en En Cuerpo y Alma algunas escenas impactantes y muy bien hechas que elevan la película un poco más allá de la simple historia de amor. Sobre todo hacia el final de la misma. Son esos detalles los que para mí salvan una cinta que de otro modo estaría muy cerca de ser una simple bobada.
Lo mejor de la película es el personaje de Mária, encarnado por Alexandra Borbély. Reconozcámoslo, nos gustan los roles extravagantes y raros. Mária es un Sheldon Cooper a la húngara y en chica. Lo más disfrutable de En Cuerpo y Alma es seguir a Mária para conocer todas sus manía y rarezas. Y aunque el personaje de Endre (Géza Morcsányi) también tiene lo suyo, nunca llega a resultar tan interesante.
Interpretativamente hablando ninguno de los actores es que destaque en especial. Sus papeles de personas tan retraída y raras tampoco les permiten desarrollar muchos registros más allá del de la cara de póquer. Todo resulta muy frío en En Cuerpo y Alma. Pero eso no es malo. Al contrario, es evidente que es la intención del director trasmitir esa frialdad, para lo cual se ayuda de una fotografía en tonos acordes.
En Cuerpo y Alma es una fábula sencilla, pero a la postre muy satisfactoria. Se encuentra sin duda entre mis favoritas de las candidatas al Oscar a mejor película de habla no inglesa y os la dejo como recomendación.