El Vicio del Poder, otra gran caracterización de Christian Bale

El Vicio del Poder (Vice) es la nueva película del director y guionista Adam McKay, protagonizada por Christian Bale, Amy Adams, Steve Carell y Sam Rockwell. McKay también fue responsable de La Gran Apuesta (2016), de la que ya hablé aquí y a la que haré referencia a menudo en este post.

El Vicio del Poder se centra en la vida y trayectoria política de Dick Cheney, el que fuera -entre otras cosas- el todo poderoso vicepresidente de George Bush hijo. La historia abarca desde sus primeros pasos en la Casa Blanca con la administración Nixon, hasta el 11-S y la guerra en Oriente Medio que se desató después, ya con la administración Bush.

Efectivamente se trata de un docudrama de denuncia política contra los abusos del sistema capitalista estadounidense, muy en la línea de su anterior La Gran Apuesta, en aquel caso centrada en la crisis de las hipotecas subprime.

No puedo más que estar a favor de que se realicen películas de este tipo, máxime si se trata de cine comercial que llegue a un público muy amplio. Toda ayuda es poca para destapar las vergüenzas del sistema, en especial en momentos tan oscuros con un auge cada vez mayor de la extrema derecha y la proliferación de personajes del mismo corte que Dick Cheney.

Sin embargo, cinematográficamente hablando El Vicio del Poder deja un poco que desear. La denuncia es tan obvia que no pasa de ser un panfleto. La historia no da tanto de sí y, quizás, pueda interesar y ser útil al público norteamericano. Pero lo cierto es que al público español nos queda un poco lejano todo. En resumen, adolece de los mismos defectos que La Gran Apuesta.

Más allá de un metraje excesivamente largo -al que le sobran mínimo veinte minutos-, El Vicio del Poder también tiene sus aciertos. Uno de ellos es el enfoque humorístico de la cinta, con buenos momentos en los que es imposible no soltar una sonrisa. Adam McKay es plenamente consciente de que este tipo de historias, o se cuentan desde la ironía, o se hacen muy pesadas. Una vez más, en la misma línea que en La Gran Apuesta. Aunque en esta ocasión el montaje es más clásico y menos videoclipero que entonces, lo que es muy de agradecer.

Pero el punto fuerte de El Vicio del Poder es sin duda el plantel de actores y actrices y sus estupendas interpretaciones. Christian Bale y Steve Carell repiten con McKay. Bale, en otro papel de esos en los que cambia radicalmente su forma física, engordó 18 kilos para meterse en la piel de Cheney. Aunque aquí también hay cantidades ingentes de maquillaje, nada tiene que ver esta caracterización con otras más impostadas y artificiales, como la de Gary Oldman como Winston Churchill en El Instante Más Oscuro. La interpretación de Bale huele a Oscar.

La otra gran interpretación de la película es la de Amy Adams como Lynne Cheney, la esposa y apoyo de Dick. Una caracterización estupenda y una interpretación más estupenda aún de la que seguramente sea la mejor actriz norteamericana de la última década. La lástima es que no se pueda lucir más al estar relegada a un papel un tanto secundario.

Steve Carell como Donald Rumsfeld hace un gran trabajo, demostrando su calidad como actor dramático cuando quiere -o le dejan-. Por otra parte sorprende el gran parecido con George Bush que Sam Rockwell muestra en algunos momentos. Además, contamos con una serie de cameos, como el de Naomi Watts, en plan «soy un director con muchos amigos en Hollywood». Adam McKay ya hizo lo mismo en La Gran Apuesta.

En definitiva, El Vicio del Poder se trata de una buena película que contiene una bienintencionada denuncia política y que está realizada con buen pulso. Una destacable producción cuyos puntos fuertes son las interpretaciones y las caracterizaciones, y su sentido del humor, aunque sin duda le sobra metraje.

El Vicio del Poder
6.5 Puntuación total
Pros
- Las interpretaciones
- La denuncia política
Contras
- Demasiado larga
- La historia no da para tanto
Dirección
Guion
Arte
Actuaciones

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